¿Viste cuando tenés tantas actividades u obligaciones que no te alcanza el día? ¿Te pasa de preguntarte para qué hacés eso que realizás todos los días? Yo hasta hace poco, no me detenía a reflexionar. Sentía que, si lo hacía, en realidad no estaba haciendo nada… a decir verdad, me sentía culpable si no hacía lo que quieren los demás, aunque me alejarade mis deseos.
¿Te pasa que decís que SÍ cuando elegirías un NO como respuesta? ¿Priorizás los deseos o necesidades del otro para luego y, por último, satisfacer los tuyos? ¿Cómo se siente esa situación en el cuerpo? Mis dolores de espalda se calmaron cuando me di cuenta de las ventajas de “ser egoísta”.
Decidir qué quiero hacer con mi vida, evitar momentos por compromiso, elegir mi propio camino, mis relaciones y hacer lo que realmente me motiva, eso para mí es egoísmo. Habitualmente ese término se lo utiliza cuando uno quiere referirse a una manera negativa de actuar. Por el contrario, en mi diccionario, egoísmo es libertad: Pensar en uno mismo, querer crecer y mejorar, pensar también en nuestros deseos, ¿es realmente tan malo?
¿O no es acaso entonces egoísta que otros juzguen o diseñen tu vida, como si hubiera recetas estáticas en algún manual? ¿O no es acaso egoísta creer que si no lo hago yo no lo hace nadie, o nadie lo hará como me gusta?
Te invito a que revises tu creencia en relación al “egoísmo”. Las mujeres, por lo general “necesitamos sentirnos necesitadas” y a partir de allí, caemos en la trampa. Cuando nos comprometemos a vivir y hacer por y para el otro, y recién después para nosotros, anulamos parte de nuestra dignidad como personas. Anulamos también la posibilidad para que la otra persona, que a partir de tu NO deberá “arreglárselas como pueda”, necesariamente deba crecer.
Un NO dicho a tiempo sana, desafía, sincera y acerca. Un NO a situaciones, personas o actividades que no te aportan valor en tu vida, es un regalo honesto y sincero para vos. Porque priorizarte, hará que vos estés en paz con vos misma, y así todo cuanto gire a tu alrededor fluirá distinto. Y a partir de allí, estarás lista para ayudar, dar y seguir haciendo por y con los demás.
¿Te animás al desafío de “decir NO” para acercarte un poco más a vos misma?