Hace tiempo ya que vengo invitando a las mujeres a correrse del papel de mujer maravilla y confíen tranquilas en el poder de decir “no” cuando quieran y sientan necesidad de hacerlo.
Un gran número de ellas, dice que sí cuando desearía dar otra respuesta. Lo que no se dan cuentan es quien es la principal destinataria de ese NO que, valga la redundancia, no dicen: ellas mismas.
A la primera persona que ANULO cuando hago algo que entiendo ya le corresponde a otro, es a vos misma. Decir que si cuando quiero decir que no, es ignorarte. Decir que si cuando querés decir que no, es comprometerte a hacer algo que luego tal vez no cumplas. Decir que si a lo que no es tuyo, es decirte no a lo que sí te corresponde.
Hasta acá, una parte de la situación.
Mirándolo desde otro ángulo, parece que me desdijera y me sale otra reflexión: ¿qué tiene que pasar para que te empieces a decir “SI”? ¿Que vivas agotada? ¿Que siempre te postergues? ¿Que lamentes no tener tiempo o recursos para vos? ¿Que responsabilices a alguien más por tus frustraciones?
Desde acá, parte de la solución.
Por si aún no me leíste, te comparto que no soy de dar recetas mágicas, no creo en ellas de hecho. Sí considero posible regalarte algunas preguntas para invitarte a la reflexión, paso previo para la acción (este último punto tómalo como el más necesario, sino todo queda en tu mente)
¿A qué situación le queres decir basta? ¿A quién?
¿Qué roles o responsabilidades seguís asumiendo, aún sabiendo que ya no te corresponden?
¿Qué cambiaría en tu vida si te priorizas, al menos en una de las tantas cosas que dejas de hacer por otros?
Y la que es para mí la más poderosa: ¿quién estarías siendo si te elegís en primer lugar? ¿De qué se pierde el mundo si no lo haces?
En fin, si me leíste hasta acá, algo te quedará resonando. Y yo seguiré preguntando feliz, para que vos sigas despertando.