Nuestras lianas femeninas están en nuestro ADN genético y emocional, llevan varias generaciones que nos anteceden y en ellos están impregnados varios de los traumas, carencias, dolores y grandes conflictos que nuestras ancestras arrastraron en la historia de sus vidas, y la pregunta es… ¿y yo qué tengo que ver con todo ese tema?
Y, mucho te diría, porque en ti viven todas esas mujeres, luchadoras, llenas de amor y desamor, de miedos y culpas, de resignación y fortalezas, y hay cargas que se arrastran de generación en generación y si podemos hacerlas conscientes en este presente y detectarlas es el mágico momento que le damos oportunidad al cambio y con esa acción lavamos y limpiamos viejas memorias femeninas.
Una sana manera de conectar con el dolor y el amor de esas mujeres que te antecedieron es darles gratitud así como se presentaron porque fueron superioras a tu ser y te dieron lugar a que tú cuentes hoy tu historia, entonces de vez en cuando alza tu mirada hacia la profundidad del universo y lanza desde el centro de tu corazón un GRACIAS, tal vez al comienzo te parezca insólito el ejercicio pero con la práctica sentirás como eco en tu interior claras respuestas a viejos rollos internos.
La práctica de sanación de nuestro linaje femenino es una actividad que hoy parece ocupar la moda de nuevas tendencias holísticas pero en realidad es tan sencilla y necesaria de realizar en toda mujer.
Es importante aclarar que si eres adoptada también debes sanar el clan de tus dos madres y pedir por ambas.
Así despejaras el campo emocional de esas mujeres y el propio, con el plus de considerar el dejar una historia distinta para contar a una hija mujer.
Todas esas mujeres hicieron lo que pudieron con el nivel de comprensión y sabiduría de ese momento, amarlas, honrarlas, perdonarlas y darles gracias es una tarea femenina para llevar en el corazón todo lo que heredamos con orgullo y profunda paz.
Por eso te aconsejo, busca, conoce, investiga cómo fue la historia de tu madre, de tu abuela y mujeres que te rodearon, entiéndelas, comprende su historia y acércate a tu árbol femenino no sólo por curiosidad sino con la más plena intención de arrimarte desde este plano a recuperar un poco lo que fue tu propia historia, y recuerda algo muy importante, al sanarlas a ellas te sanas tu misma.