Petra es una ciudad arqueológica famosa en el desierto situada al sudoeste de Jordania, era la capital del Reino Nabateo. Se puede acceder a través de un profundo desfiladero conocido como El Siq de una longitud de kilómetro y medio y una anchura mínima (algunos tramos poseen apenas 2 metros de ancho), al final de este se llega a edificaciones talladas en acantilados de arenisca de color rosa, motivo por el que se la conoce como la «Ciudad Rosa«.
Sus construcciones fueron realizadas teniendo en cuenta los equinoccios y los solsticios, un claro ejemplo es el famoso Monasterio, que durante el invierno recibe luz que ilumina directamente el altar mayor. En la época bizantina, en el siglo IV, Petra se incorporó al Imperio Romano de Oriente quienes añadieron algunas infraestructuras que elevaron aún más su valor arquitectónico como un teatro con capacidad para 5.000 personas (el único del mundo tallado directamente en roca) y la Vía de las Columnas (una calle que se convirtió en la principal arteria comercial de la ciudad).
En 1812 el explorador suizo Johann Ludwig Burckhardt fue el primer occidental que tuvo el privilegio de contemplar Petra después de 500 años de misterio ya que en todo ese tiempo, la ciudad excavada y esculpida en roca, fue un secreto guardado por los árabes que habitaban esa zona de la actual Jordania.
Petra llego a tener una población de 30.000 personas de las cuales la gran mayoría la abandono en un terremoto ocurrido en el siglo IV y el resto en otro sismo en el siglo VII. Hoy solo quedan las ruinas de lo que la capital nabatea llegó a ser hace 2.000 años ya que los sismos, las tormentas de arena e inundaciones enterraron muchos edificios provocando que solo se pueda conocer un 20% de lo que fue.
Petra es una de las Siete Maravillas del Mundo y Patrimonio Mundial de la UNESCO, pero también se hizo muy conocida por ser la localización en la pantalla grande de la película Indiana Jones y la última cruzada.
El Tesoro
El edificio más famoso de Petra es Al Khazneh conocido como El Tesoro, un templo de 45 metros de altura tallado en un bloque inmenso de roca arenisca decorado al estilo griego situado estratégicamente al final de El Siq para provocar un efecto visual impactante en la persona que accede a la ciudad por primera vez.
El Monasterio
Es el lugar del sacrificio de Petra. Se encuentra al final de la ciudad nabatea y en el punto más alto y aunque lleva su tiempo llegar hasta allí, es, sin duda, uno de los lugares que merece la pena visitar. Su fachada, con un pórtico con columnas y una altura de 47 metros de ancho, impresiona. Desde el Teatro Romano hasta el Monasterio se puede tardar una hora en hacer este trayecto a pie, ya que el camino tiene bastante pendiente y hay que atravesar alguna que otra garganta, para los que no estén habituados a las caminatas existe también la opción de subir en burro desde el Teatro Romano… una alternativa a tener en cuenta dado el calor sofocante que suele hacer en Petra.
El Altar de los Sacrificios
Se encuentra en la cima de una montaña, es un lugar imprescindible para visitar no solo por la gran cantidad de esculturas talladas en piedra que se conservan en buen estado sino además por la vista ideal de casi toda la ciudad.
Ciudad de tumbas
Petra era una ciudad funeraria; se encuentra llena de tumbas de imponentes fachadas y fue bautizada por los nabateos como “la ciudad para el día de mañana”.
Un lugar estratégico
En esa época contar con agua potable, tener mucha seguridad por sus muros y ser un paso esencial entre Arabia, Siria, Egipto y el sur del Mediterráneo; muchas caravanas que transportaban especias, seda, incienso y productos de lujo encontraban en Petra el oasis perfecto para descansar y hacer negocios.