Una de las inquietudes más comunes de quienes comparten su hogar con un perro es cómo evitar comportamientos que afectan la convivencia con ellos y, de vez en cuando, uno que otro elemento de nuestra casa.
Zapatos destruidos, muebles mordidos, quejas de los vecinos o escapes repentinos están dentro de esas actitudes, y si alguna vez lo han experimentado, quizá estas recomendaciones sean para usted.
La educación de los perros es un proceso que requiere dedicación, paciencia y, en ocasiones, una ayuda extra de manos y conocimiento de personas especialistas en comportamiento animal (etólogos) y adiestradores. Antes de pasar a describir las situaciones de mala conducta más comunes, vale la pena recalcar que, si bien es más fácil educar a los cachorros, los perros adultos también pueden y deben aprender para tener una sana y armoniosa convivencia.
Destrucción de alimentos
La imagen es la siguiente: llegamos a casa luego de trabajar. Abrimos la puerta y vemos restos de objetos esparcidos por la sala o habitaciones y una mirada compungida llena de culpabilidad. Si esta escena nos resulta familiar, quizá nuestro perro esté atravesando momentos de ansiedad por separación, nerviosismo o aburrimiento, que lo llevan a destrozar el mobiliario sin importar si se trata de zapatos, cortinas, muebles etc. Este comportamiento también se puede observar en los cachorros cuando están explorando su entorno con los dientes que están estrenando. Esto hace que sus encías molesten y ellos busquen mitigar ese dolor con cualquier cosa que esté a su alcance.
Agresividad
Cuando nuestras mascotas no han tenido la oportunidad de hacer una correcta socialización con otros perros u otras personas, se pueden presentar episodios de agresividad, ya que no saben cómo manejar esas situaciones, que son totalmente desconocidas, y no se relacionan de manera adecuada con otros perros, desencadenando ansiedad, nerviosismo, huidas o enfrentamientos.
Persecuciones constantes
Si cuando nuestro perro está en el parque, jugando o haciendo una pequeña caminata, ladra y persigue todo lo que se mueva (pelotas, carros, motos, personas etc.), quizá pueda deberse a dos razones primordiales. La primera es que, por naturaleza, los perros se ven atraídos por cualquier objeto que esté en movimiento y esto los lleva a acercarse lo máximo posible. La segunda razón es que nuestro can no haya tenido una adecuada socialización con su entorno y sienta curiosidad por todo lo novedoso.
Vocalización constante
Los aullidos y los ladridos son la forma de comunicación que nuestros perros usan para llamar la atención (o la de nuestros vecinos) y para manifestarnos que algo no anda bien. También se pueden presentar por nerviosismo a causa de ruidos o elementos extraños en su entorno.
Ansiedad por paseos, indisciplina y falta de atención a los llamados, pedir comida todo el tiempo, jalar la correa durante los paseos y querer correr siempre, entre otros, son comportamientos que pueden presentarse cuando no hemos educado adecuadamente a nuestros amigos peludos.
¿Cómo corregir o evitar esos comportamientos?
La respuesta siempre será a través de la educación y nunca a través de la agresividad, la violencia o los castigos extremos, ya que este tipo de actitudes en lugar de corregir el comportamiento de forma natural, hacen que ellos dejen de hacerlo por miedo a nuestras reacciones y minarán nuestra relación, convirtiéndolos en perros miedosos y angustiados.
Socialización adecuada
Si bien el proceso de socialización se adquiere más fácilmente entre la tercera semana y el tercer mes de vida, los perros adultos pueden modificar su conducta cuando se corrigen amorosamente cuando haya reacciones negativas al enfrentarse a nuevas personas, otros perros u objetos en movimiento. Lo importante es que durante este proceso procuremos tener a nuestro perro sujeto con correa y tengamos mucha paciencia.
Adiestramiento
La comunicación entre un amo y su mascota es indispensable. Una comunicación amorosa, sin regaños o gritos, sin violencia y con autoridad, pero con respeto, es la herramienta más valiosa para que entiendan qué pueden hacer y qué no. Lo importante es armarse de dedicación, paciencia y tiempo para compartir al máximo o también buscar ayuda en guarderías, colegios o escuelas de adiestramiento canino como la de la Cruz Roja. Los perros y sus conductas pueden modificarse positiva o negativamente en cualquier momento, por lo cual no hay que cantar victoria y permanecer atentos y dispuestos siempre para corregir oportunamente.
‘Snacks’
Los profesionales que conocen de adiestramiento canino recomiendan que cuando nuestro perro obedezca lo premiemos con snacks, palabras de aliento y caricias, pero solo en las etapas iniciales de adiestramiento. Cuando el refuerzo positivo se hace constantemente, el perro puede perder el interés en la recompensa o hacer que solo se comporte bien para recibir algo a cambio.
Evitar el aburrimiento es clave
Llevarlo al parque para que haga actividad física y juegue con otros perros, y darle juguetes que muerda con tranquilidad, hará que cuando esté solo en casa no sea víctima del aburrimiento y la ansiedad.