Su gesto serio esconde un ser sensible, que desde muy joven supo ir abriendo puertas y hacer de su hobby una profesión que ejerce y transmite con sabiduría y pasión.
¿Cómo comenzó tu interés por el maquillaje?
Empezó de casualidad. Soy de Córdoba, estudié publicidad y me fui a vivir a Buenos Aires cuando tenía veinticinco años; allí empecé a estudiar en la UBA y a trabajar en una clínica odontológica. Como ya estaba formándose mi profesión decidí buscar un hobby, algo que me desestructurara un poco del trabajo y del estudio. Me gustaba lo ligado al mundo de la moda: la fotografía, el estilismo; y un día charlando con una amiga que se había casado me despertó la curiosidad por el maquillaje, descubrí que era un mundo que me apasionaba y dejé todo lo otro y me dediqué sólo a esto.
¿Te ayudó o aportó algo tu profesión de publicista a la de maquillador?
Como te decía buscaba un hobby que me devolviera algo de la parte económica, como ya venía con otra cabeza de haber trabajado como publicista, con una historia en Marketing y de creatividad empecé a descubrir “sin querer queriendo” que era un nicho súper importante. En base a esa experiencia creé un sistema de estudio que permite a los alumnos recuperar en poco tiempo lo invertido. Creo que la pasión se pierde cuando no hay una ida y una vuelta económica.
¿Te has enfrentado con prejuicios en esta profesión?
No, no me encontré con prejuicios. Puede que haya habido prejuicios económicos, de saber si era un proyecto a largo plazo o no. Cuando yo decido armar lo que iba a ser mi escuela, hace trece años atrás, tenía treinta años y desde los dieciocho que no dependo económicamente de mis padres. La verdad que no sabía si el proyecto iba a funcionar, pero por otro lado tampoco nunca me importó lo que la gente diga, ni en lo privado, ni en cuestiones laborales ni profesionales. Siempre hice lo que quería, con los pies en la tierra, hice lo que a mí me gustaba, nunca dependí de la aprobación de los demás.
¿Los viajes que realizás son por trabajo, por placer o por ambas cosas?
El trabajo es suficiente con el que tengo acá. En realidad no es por trabajo en sí, puedo ir a estudiar, a perfeccionarme pero no a maquillar. Hace cinco años viajo al Fashion Week de New York en el mes de septiembre, donde asisto a desfiles y eventos de moda. He sido invitado por marcas de maquillaje a realizar registros técnicos de los backstage donde he conocido y compartido momentos con diseñadores como Carolina Herrera o Tommy Hilfiger. Entendí que viajar permite observar y crecer profesionalmente. Hoy por hoy los viajes, más allá que me gustan, los tomo como una cuestión laboral, como un crecimiento intelectual, necesito viajar para descansar y potenciar. Siempre los viajes los tomo como escalones, regreso de un viaje con ideas renovadas.
Recién nos hablaste de un sueño que pudiste cumplir. ¿Cuáles son hoy los sueños de Ale Arias Bazán?
Creo que tengo todo lo que soñé, no soy una persona ambiciosa, las escuelas de maquillaje son trece, probablemente sigan creciendo ya que este año se abren dos más; sí me focalizo como empresa, por ejemplo no es mi sueño tener una línea de maquillajes. Cuando uno se mueve en el mundo de la moda hay que hacerlo en forma tranquila, paso a paso, consciente y sereno; es como que los sueños se terminan convirtiendo en realidades. Sí lo que tengo año a año como una especie de planificación y concreción de cosas que me gustarían.
¿Cómo ves a la mujer argentina?
Pienso que la mujer argentina es extremadamente bella, de una tipología que no hay en otros países limítrofes. Tiene una piel única en Sudamérica, una piel beige, propia del crisol de razas, muy europea. Es una mujer elegante y a la vez recatada. No veo a la mujer argentina como ostentosa, la veo fina, elegante y que le gusta la belleza natural. Me parece interesante la timidez que la argentina tiene, yo creo que está ligada a las raíces de la mujer criolla, es una mujer que juega entre esa timidez y a la vez muy sensual y seductora. Es una mujer segura y bella, y lo sabe…
¿Qué significa el tatuaje en tu antebrazo?
Tengo muchos, éste en particular dice: Sueña, Cree, Disfruta y Ama la Vida Intensamente. Me lo tatué porque creo que de eso se trata la vida. Descubrí que se puede concretar lo que lo uno se propone, entonces este juego de la vida es soñar, creer en tus sueños, es disfrutar cuando se concretan y el amor es la clave de la vida, porque cuando amás y sos amado es cuando las cosas son un setenta por ciento más fáciles.
Producción Fotografía Córdoba
Fotos: Julien Bacha
Estilismo: Andrés Rey
Nails: Inés Calderón
Accesorios: Andromeda
Agradecimiento: Carlos Veralli
Producción exclusiva para Revista Brooke