Lo que crees creas, una frase casi como mantra que se suele repetir hasta el hartazgo. Cuidadosamente, porque las palabras y los pensamientos tienen magia, y ella sabe que deben seleccionarse con cautela para moldear un futuro a su antojo. Lo que hoy es un paso corto mañana es todo un camino recorrido. Y lo más maravilloso es que la meta nunca llega, siempre hay más, una nueva. Así funciona la mente de Carmela Castro Ruiz, nuestra chica marplatense de tapa.
Una hacedora constante. Una soñadora sin techo, y si lo hubiera, ya estaría pensando en cómo romperlo. Su martillo demoledor se llama actitud, la escalera que la ayuda a tirar abajo cada obstáculo está hecha de puro sacrificio y perseverancia, sin contar que podría hacerlo todo montada sobre unos tacos aunque prefiera las pantuflas. Segura, con confianza, porque en caso de caída tiene un colchón de amor y valores que la sostienen y la ayudan a sentirse en casa.
Ella es un abanico de posibilidades. Nos encontramos con una creadora de contenido, conductora, locutora, modelo, comunicadora y seguro que tiene miles de habilidades más que desconocemos.
¿Hay algo que no hagas?
Si hay que cambiar un cuerito yo lo hago, ¡hago de todo! (sonríe) Pero antes que nada, soy persona, mujer y humana. Eso ante todo y mi motor. A veces siento que mi exposición como modelo me define mucho en la forma de relacionarme o comunicar quién soy. El modelaje tiene esto de mostrar cierta perfección que difiere mucho de lo que vivo día a día. A raíz de esto siempre intento que la gente pueda percibir en mis redes más la persona que hay detrás de la modelo.
¿Cómo empezó el sueño de dedicarte a la moda?
Mi madre me parió posando y lista para la foto. No sé si puedo decirte que un día vi a alguien y dije “yo quiero hacer eso”. Lo llevo adentro desde siempre.
No sólo era algo sabido por mí sino por las personas que me rodeaban, hoy no hay nadie sorprendido con que yo me dedique a todo esto. Al jardín iba maquillada, con tacos. A los cumpleaños de mis amiguitas caía disfrazada pero porque me gustaba vestir así. Son anécdotas que mi mamá me recuerda siempre. Atravesaba todo el balneario de Mar del Plata como si fuera una pasarela, con tapado violeta con plumas por ejemplo, con 40 grados a la sombra, pero ella jurando que cerraba una pasada de algún Fashion Week internacional.
De chica siempre fui de idealizar mucho a las personas que se dedicaban al mundo de la moda. Por momentos lo veía cercano pero también lejano, en parte porque cuando no estás en la capital se ve todo más inalcanzable y por otra parte porque lo imaginaba tan estrellato, tan mundo ideal. Después estando de este lado me di cuenta de que no era para tanto, no es todo tan mágico como parece.
¿En algún momento la mirada del otro empezó a ser una limitación para vos, o seguís conservando esa esencia de no importarte el qué dirán?
Empezó a ser una limitación cuando crecí, y empecé a viajar a Buenos Aires para tener reuniones con las agencias. Yo tenía una expectativa que se derrumbó cuando empezaron las exigencias acerca de los centímetros sobre mi cuerpo. Ahí fue la primera vez que creí que no iba a poder dedicarme a lo que soñaba. Por suerte hoy ya se empiezan a ver algunos cambios acerca de estas exigencias.
¿Cómo fue tu contacto con esa primera agencia?
Cuando terminé los cursos de modelaje, en distintas escuelas de Mar del Plata, contraté a un fotógrafo para hacerme un book profesional. Había aprendido esto después de tantos perfeccionamientos, y tener un material de calidad hizo que más agencias se fijaran en mí. Fui muy paciente para presentarme, primero porque mis papás me incentivaron a terminar mis estudios secundarios antes de viajar por trabajo y segundo porque mi exigencia no me permitía mandar un material que no considerara perfecto. Hoy en día sé que esa perfección no existe.
Algo muy importante para destacar es que cuando me faltaba poco para terminar el colegio secundario me fui de intercambio con el Rotary Club por tres meses a una casa de familia en Sudáfrica. Me hice amigos, fui al colegio y hasta me anoté en otro curso de modelaje allá. Súper intensivo ¡con certificado y todo! Hoy lo recuerdo y me doy cuenta de que soy fanática de lo que hago hasta cuando estoy del otro lado del mundo estudiando inglés. La directora de ese curso antes de volverme a mi país me dio una charla súper motivacional: Me dijo que nunca bajara los brazos y aprovechara la pasión que tengo por la profesión. Justo cuando yo estaba medio bajón por no entrar en el estereotipo de perfección corporal 90-60-90 que pedían las agencias de mi país en aquella época. A partir de ahí, me hizo un “click” en la cabeza y me di cuenta de que mi actitud y mi pasión eran más que suficientes para hacerme un lugar en esta industria.
¿Viste un cambio en el manejo de tu carrera cuando entraste al mundo de las agencias?
Sí, cuando era chica, sobre todo con 8 años, mis papás siempre me acompañaban en todo. Los trabajos venían por alguien que ya conocía o había gente en común. No es que los llamaban de una agencia diciéndoles “queremos a tu hija de modelo” sino más bien todo de conocidos. En el interior eso es algo que se da mucho. Después más de grande cuando hice los cursos, tuve la suerte de tener como una “mentora” a Graciela Santa Ana, a quien le agradezco mucho porque ella fue quien vio cierto potencial en mí, me incentivo a ir a muchos castings y siempre me tuvo en cuenta. Hoy por hoy mantengo una re linda relación y también me ayudó muchísimo cuando me mudé de Mar del Plata a Buenos Aires. Ella paso a ser mi representante en la feliz y en la capital empecé a trabajar con agencia. El manejo fue bastante similar, pero nunca tuve contrato exclusivo con alguna en particular.
Además en el 2015 cuando todo esto empezó más profesionalmente para mí, las redes sociales ya eran una herramienta importante a la hora de generarme mis propios laburos.
¿Y en qué momento la generación de contenido en redes sociales comenzó a ser vista como una veta comercial en tu vida?
Sigo a muchas chicas que admiro y veo lo que hacen. En el mundo del modelaje mi preferida es Coco Rocha, ¡la amo! Como influencer, Chiara Ferragni si tengo que nombrarte una referente internacional y en Argentina me encanta como comunica Stephanie Demner. ¡Toda esta combinación entre moda, comunidad y creación de contenido me encanta!
Al principio fue para tener algo más para ofrecerle a las marcas que me contrataban para desfilar, como una story o un posteo, después lo usé mucho también para entretenerme y conectar con mis seguidores pero lo empecé a ver como una veta comercial al 100% en cuarentena.
Cuando llegó la pandemia las oportunidades laborales desaparecieron, no había desfiles, no había campañas, no había nada, lo que sí habían eran cuentas de alquiler y servicios que pagar, así que invertí mucho tiempo para que ese Instagram se convierta en el canal de comunicación que es hoy en día, con tips, charlas y entretenimiento que hacen que mi comunidad sea muy presente y eso empezó a llamar la atención de los sponsors.
¿Qué tipo de contenido podemos ver en tu cuenta?
Suelo hablar mucho como modelo pero desde la parte humana, esa parte que se vive detrás que quizás muchas personas no lo postean pero para mí es igual de importante que la otra. El contenido es mi día a día trabajando como modelo y generadora de contenido pero también lo que me va pasando y a mí me atraviesa, con mis valores como persona y mujer.
¿Qué es lo que más te gusta de este espacio de comunicación que es tan tuyo y tan personal?
Sin dudas haberme encontrado con la Carmunidad! Que las amo, y los amo, porque la mayoría son mujeres pero también hay algunos hombres! Se llama carmunidad porque son parte de la comunidad de Carmela. Son fieles a más no poder y también me encontré con mucha sensibilidad del otro lado. Por ejemplo cuando alguna cuenta una situación encuentra una respuesta del otro lado, o me ven que no aparezco y se preocupan por mí. A veces no termino de tomar dimensión del alcance que tienen las redes y cómo una palabra o un mensaje nos pueden alegrar o no el día. Yo siento una comunidad de amigas, y las quiero mucho!
De las chicas que forman parte, ¿todas aspiran a trabajar en el ámbito de la moda y las redes?
Esto te lo divido al medio: hay muchas que sí, que les encanta el modelaje, las redes y demás y hay muchas que no pero les copa conocer el día a día y la buena vibra que manejamos como comunidad. Eso es algo que me dicen mucho, “me copa tu buena onda!”
¿Y si hablamos del término “influencer” qué sentís con eso?
Mucha responsabilidad! Las redes también me llevaron a eso, a ser responsable y consciente de lo que estoy comunicando, porque a veces uno tiene una intención, y si esa intención no está bien comunicada puede recibirse de una manera totalmente distinta entonces soy muy cuidadosa. Hoy ya estoy más amigada con el término influencer, quizás antes era como que me hacía un poco de ruido. No sé si soy una buena influencia en todo (ríe).
¿Tuviste malas experiencias con algún que otro hater?
Muy de vez en cuando tengo algún que otro comentario que no suma, pero me concentro más en la vibra positiva, como me pasa también con mis vínculos personales. Antes de que me llegue esa mala onda yo ya estoy en otro lado, me fui. Sí respeto mucho cuando me hacen críticas constructivas, sobre el contenido o la manera de abordar ciertos temas que me gustan hablar y o si cometí algún error, me han ayudado mucho sus comentarios a corregirlos. Leo e intento responder todos los mensajes que me mandan, las críticas destructivas ni pongo energía, no las contesto pero ¡leo todo!
¿Qué desafío te plantea hoy el trabajo en redes?
Por un lado está bueno y por otro lado estar 24×7 en redes hace que llegue un momento donde te sentís absorbida y me cuesta separar lo que es trabajo de mi vida cotidiana. Encima comparto mucho de mi día a día entonces me resulta difícil hacerme espacios recreativos para mí sin pensar en el resultado digital.
Ese es mi principal desafío hoy. Parar.
¿Cómo te llevas con el famoso canje?
¡Es algo que existió toda la vida! A veces el canje es por experiencias, por el material que te queda, por productos o dinero. Quizá cuando empecé a trabajar como modelo no se usaba tanto el término canje, era más trabajo por intercambio, pero hoy por hoy es moneda corriente por esto de las redes. Es más, mi primer desfile pago fue por canje de una crema de enjuague.
Cuesta sorprenderme con esta anécdota porque sos una influencer del mundo del modelaje muy transparente y ya la contaste en tus redes, ¿hay algo de vos que todavía no sepamos?
¡Gran pregunta! Porque en redes uno siempre muestra y cuenta lo que tiene ganas de contar y de qué manera lo quiere contar. Tengo ciertas cosas que me las guardo para mí, especialmente lo relacionado al mundo familiar, pareja, amigos… pero lo que es de la profesión en sí, ¡comparto todo!
Cómo fue mi proceso, cómo lo fui viviendo, porque quizás a alguien le puede servir. En ese sentido intento siempre sumar. ¡Si mi experiencia te ayuda bienvenida sea! Hasta me río de mi misma, hoy me acuerdo de ese desfile y si bien me sentí un poco explotada por trabajar 12 hs a cambio de una crema de enjuague también aprendí acerca de la disciplina del trabajo y a cobrar por lo que vale.
¿Ese fue tu primer desfile?
No, el primero fue cuando tenía 6 años, un desfile a beneficio. Recuerdo que fue para una marca de tejidos de niños. No entiendo cómo no quedo ningún registro fotográfico de ese momento. A los 8 hice unas fotos para una compañía de computación de mi ciudad, después empecé los cursos de modelaje y ya me anime a más… porque de esto sí que tengo registro (ríe) ¡la revistita comercial donde estoy posando al lado de los artículos del supermercado! En rasgos generales así empezó Carmu porque yo agarraba todo. Un desfile, un catálogo, todo. La idea era hacer y sumar experiencia.
Imagino que remontándonos a la Carmela de 10 años que paseaba por los balnearios con un tapado violeta no debe ser difícil para tus papás encontrarse con tu lado influencer.
Mis papas siempre creyeron en mí y me apoyan en todo lo que me proponga, pero son nada que ver con este mundo de exposición. Mi mamá muy espiritual con todo lo que eso conlleva, me refiero a que es más despojada del brillo y tanta exposición. Si bien yo también tengo mi lado de sencillez, ella lleva consigo una simpleza que difiere mucho a la del mundo influencer. Mi papá es muy pragmático, y me enseñó que todo puede conseguirse trabajando y eso está buenísimo. Una de las cosas que más les agradezco es que me hayan criado con tanta libertad, siempre inculcando el tema del trabajo. Siento que tanto mis hermanos como yo nacimos casi empresarios (ríe).
A la hora de trabajar con marcas. ¿Cómo es el proceso de selección? ¿Tenés un filtro? ¿Hacés una curaduría?
A mí me gusta trabajar. Siempre. No importa si es una marca mega reconocida como Ágatha Ruiz de la Prada, para quien desfilé en un Fashion Week o es una emprendedora de Mar del Plata. Me adapto a todo y le pongo actitud a todo lo que hago. No me gusta que me llamen porque soy alta, flaca, rubia, de ojos claros o blanca, sino que me gusta que me elijan por lo que trasmito y por lo que va más allá de lo que uno puede ver estéticamente. Soy 100% actitud más que una cara bonita.
¿Y la pasión por la locución cuando surgió?
Yo sabía que quería seguir una carrera de comunicación pero no sabía cuál.
Nunca me gustó esto de sentirme una modelo percha: lucir un diseño y nada más. Yo quería darle voz a esa modelo, porque también somos comunicadoras a través de nuestra imagen. Con las redes sociales puedo comunicar más quien soy como mujer y como persona y me preparé para eso. Después de terminar el colegio viajé con mi mamá, bien organizada como soy yo, con la libretita de institutos y universidades para visitar. Averigüé sobre periodismo, periodismo deportivo, publicidad, marketing, actuación. ¡Todo lo que tenga que ver con comunicación lo investigué! Hasta que me encontré con la carrera de locución y cuando vi especialmente el plan de estudios me encontré con que tenía todo lo que quería hacer. Quería hacer una carrera en la que pueda disfrutar realmente el proceso, no solamente prestarle atención a la salida laboral o al título. Mientras la hice iba trabajando como modelo y ya iba quedando en diferentes propuestas, y una llevaba a la otra y de repente cuando me recibí ya tenía todo un camino recorrido en el mundo de la moda.
¿En qué momento de tu vida te encuentra esta nota?
Hoy estoy sanando. Estoy con ese proceso, ahí escarbando en mi interior e intentando encontrar algunas respuestas a situaciones vividas. ¿Por qué soy así? ¿Cómo me gustaría ser? Trabajando mucho en la “Carmu” que habita en mí y quiero transmitir hacia el afuera. Creo que eso uno lo trabaja toda la vida pero a veces me pasa que no soy del todo consciente a dónde voy. Hoy siento que fluyo con la vida y tengo que parar un poco y fijarme en dónde estoy parada. A nivel personal estoy en un lugar de mucha incertidumbre. Intentando buscar respuestas sobre mí, al porqué de mis acciones en distintas situaciones que hoy no estoy preparada para contar públicamente. También tratando de conectar con mis afectos desde un lugar más presente. Me acompaña mucho en este proceso mi novio y especialmente mi mamá, al ser coach en PNL y reikista, es casi como tener una maestra espiritual en casa.
A nivel profesional no sé si estoy en el lugar que siempre soñé, porque soy una constante soñadora, pero sí estoy muy contenta de poder trabajar y vivir de lo que amo.
Haber generado una comunidad y una llegada a través de las redes, que fue algo que se dio más en pandemia a raíz de todo esto de la cuarentena me sorprendió mucho y me hace muy feliz. Y después en el modelaje siempre creciendo, con muchas oportunidades y propuestas. Me pasa que tengo recuerdos de chica en donde mi sueño era viajar por el mundo siendo modelo y hoy veo los resultados y estoy donde siempre quise.
¿Qué sueño te queda por cumplir?
Quiero crecer en el mundo de la comunicación. Hoy estoy más enfocada en todo lo que tiene que ver con redes y el modelaje pero me gustaría tener mi propio programa. De chica jugaba a ser Susana Giménez y no sé si en tele, porque hoy hay miles de canales de comunicación, pero me veo conduciendo un programa tipo magazine. Todo lo que hago es a fondo, de lleno, ese será mi próximo enfoque para cuando esté más preparada.
¡Practiquemos a quién le agradecerías el Martin Fierro!
Tendría mucha gente para nombrar, pero si remarcar que mi familia, novio y mis afectos me acompañaron siempre en todo. Me apoyaron, me escucharon y hasta se sumaron a los contenidos aunque les dieran vergüenza las cámaras.
No hubiese sido lo mismo si yo hubiese estado sola. El trabajo de la modelo es solitario, si bien uno se va metiendo en distintos equipos de trabajo constantemente, es un laburo en el que muchas veces me encontré muy sola, en donde directa o indirectamente está la competencia y tener el apoyo de los que amo ahí para sostenerme en el camino fue fundamental en todo este crecimiento y desarrollo profesional.
No puede terminar esta nota donde nos contaste tus inicios como modelo sin resaltar que ¡sos nuestra chica de tapa!
Ay fue una experiencia única con un mega equipo que amé. Veo las fotos y ciento que soy una mujeraza (ríe) lo tengo que decir… ¿Qué querés que te diga? ¡Soy una bomba! Es como wow, acá estoy yo. Plantada, decidida. Esta editorial transmite mucho esa fuerza interior que es lo que me impulsa constantemente a siempre ir por más.
¡Ya me imagino a tu familia colgando en un cuadro la tapa de junio en el comedor diario!
¡Literal que sí! Es más, somos todos capaces de estamparla en una remera, guiño para @bycoolness, mi emprendimiento de ropa (ríe).
Nota: Josefina Vives @mabelsiendosusana
Producción Fotografía Buenos Aires
Ph: Charlie Navarro @navarro.photo
She: Carmela Castro Ruiz @carmelacastroruiz
Mup: Mariana Fernández Bonazola @marianfernandezbonazola
Hairstyle: Mauro de Brito @mauromaxdebrito
Sty&Note: Josefina Vives @mabelsiendosusana
Backgrounds: RYO Fondos @ryofondos
Shoes: Ciarlo @nicolasciarlo
Study: Creadores de Contenidos @reels_studios
Fashion Editorial: #Queen
Producción exclusiva para Revista Brooke