Este mes nos invita a repensar algunos puntos de nuestra vida personal, relaciones y experiencias.
Es importante aprender a cerrar todo aquello que ya no queremos o podemos sostener en nuestra vida.
Abrazar los fines de ciclo, de un día, de un año, de una vida con amor.
Aprender a soltar confiando que todo aquello que suelto me libera y me abre puertas mentales, emocionales psíquicas y energéticas para recibir todo aquello que Dios o el universo tiene como regalos para nuestra existencia.
Veo con amor eso que se va o que quiero dejar ir, entiendo que es la manera perfecta de despedirme y considerar que todo fue necesario para la evolución del alma.
Miro con desapego todo aquello que me fortaleció y me hizo ser la mujer que hoy construí.
Suelto desde el corazón porque es la única manera de soltar, para no crear apegos, resentimientos y conductas emocionales tóxicas.
Entiendo que cada situación que me tocó vivir era necesaria y de la misma pude sacar mis fortalezas más profundas.
Cerrando ciclos me entrego a la posibilidad de gestionar el perdón y el fluir de una vida sin tanto peso.
Cargar mochilas viejas solo genera una gran carga que solo enlentece o paraliza el crecimiento.
Por eso hoy decreto cerrar en amor todo aquello que me causó dolor, sufrimiento, enojo, rencores, melancolías o angustia, y lo libero de mi corazón, entregándolo a Dios y abro así todos mis canales mentales y energéticos para ya con un espacio de paz recibir todo aquello que me corresponde y necesito aprender en su perfección en este nuevo año que pronto llega.