En la rica evolución histórica de nuestro país y de América, existieron dos tipos de colonizaciones. La primera ilegal, invasiva, violenta, donde se aplicó como alternativa el atropello, el asesinato, la esclavitud, la supresión de las culturas preexistentes, el avasallamiento de los derechos de los habitantes nativos, su exterminio y sometimiento masivo. La segunda, fue la que protagonizaron legalmente los inmigrantes que invitados por la oportunidad y los hombres de buena voluntad, vinieron a convertir en fertilidad y progreso las extensiones de tierras aún inexploradas.
En Argentina, aprovechando las condiciones favorables ofrecidas por los gobiernos de Mitre, Sarmiento, Avellaneda (que en 1876 promulgó la “Ley de inmigración”) y Julio A. Roca, grupos extranjeros abandonaron sus países de origen en busca de mejores condiciones de vida y se agruparon en colonias agrícolas para labrar la tierra y generar el gran progreso de la patria, sin sacrificar sus costumbres ni tradiciones.
Así nació lo que el escritor de Santa Fe Alcides Greca bautizó como “La pampa gringa”. Precisamente en esa provincia, en el Chaco santafecino, entre los ríos Salado, Bermejo y Paraná, se formó la primera colonia de inmigrantes del país.
El 15 de junio de 1853 entre el Gobierno de Santa Fe y el empresario salteño Aarón Castellanos, se firmó un convenio para comenzar a colonizar las grandes extensiones de tierras aún vírgenes, invitando a colonos extranjeros tal como lo estipulaba el espíritu de la constitución de 1853. A lo largo del año 1855 se demarcaron los campos y se construyeron los ranchos para vivienda de los inmigrantes que aceptaran la propuesta.
En marzo de 1856 comenzaron a llegar los primeros contingentes de agricultores (200 familias), dando origen a la primera colonia agrícola organizada del país, la que fue bautizada como “Colonia Esperanza”. Así fueron llegando italianos, españoles, polacos, rusos, checos, judíos, criollos del norte, árabes, sirio libaneses, alemanes, franceses, suizos y belgas. “Colonia Esperanza” se convertía de tal manera en tierra rica y próspera, reconocida como “Madre de colonias”, pues de allí fueron desprendiéndose familias de inmigrantes que poblaron la provincia de Santa Fe y parte de Córdoba. También de ella surgió en el centro de la provincia santafecina la ciudad de Esperanza, hoy con 35.000 habitantes.
Las demás colonias llegaron por impulso del ferrocarril, tal es el caso de Bernstadt, Roldán, Carcarañá, Cañada de Gómez y Tortugas. Por esa vía llegó el primer contingente de suizos a Rosario el 1º de marzo de 1870. Al norte de dichas colonias se formaron otras mayoritariamente suizos y alemanes. Las colonias suizas se denominaron además de esperanza, San Carlos, Helvecia, Romang, San Jerónimo Norte, Bernstadt y Carcarañá. A lo largo y ancho del país se fueron diseminando estos emprendimientos agrícolas que sirvieron al progreso nacional y pretendieron quitarle a “Colonia Esperanza” sus privilegios históricos, sin embargo, la documentación correspondiente la respaldan como la “Primera colonia agrícola” organizada y legal de la República Argentina.
El mes de marzo nos recuerda la llegada de aquellos pioneros que con esfuerzo y sacrificio promovieron la colonización productiva y legal de la patria.