Un virus que lleva una CORONA cuyo máxima piedra preciosa tenía grabada una sola palabra para toda la humanidad: TIEMPO.
Llenos de miedos, incertidumbres, nos hizo parar de golpe, sucede que veníamos a una velocidad extrema, con un ego elevado sin tiempo para mirarnos y mirar al otro.
En un mundo tapado de consumismo, falta de empatía, creyéndonos superiores como raza humana y subestimando a la naturaleza, caímos en nuestra propia trampa, pudiendo ser testigos presentes de todo acto de consecuencia de muchas acciones deshumanizadas que hemos practicado y desarrollado por muchos años.
En los distintos campos profesionales para cada patología tenemos un diagnóstico, un pronóstico y un tratamiento.
El diagnóstico es que el mundo enfermo fuerte, donde nosotros con nuestras acciones, pensamientos y procedimientos nos encargamos de contaminar cancerígenamente cada área y espacio que la madre tierra nos ofrecía tan noblemente. El diagnóstico fue duro de leer y comprender: CORONAVIRUS.
El pronóstico no era tan favorable sino seguías el tratamiento.
El tratamiento: QUEDARTE EN CASA.
Parece que fuera fácil, pero para muchos sonó una gran tortura, detener ese motor a cero cuando veníamos a toda máquina, encontrarse con uno mismo en lo más íntimo, dejando salir los miedos más viejos y los traumas no resueltos, la mente se volvió un escenario para dirigir y crear las películas mas insólitas.
Pero detrás de todo este dramático trasfondo había una invitación en letras pequeñas que decía OBSERVATE Y CAMBIA.
Nada puede volver a ser como antes, algo profundo nos trascendió, nos invitó a un cambio radical hacia nuestro interior, a despertar con un corazón más noble y ese pequeño cambio que decides hacer es el que suma juntos a todos al gran salto cuántico hacia una humanidad más sabia, inteligente emocionalmente y llenas de certezas sobre la única realidad que nos salvara del mal mayor que es la ignorancia, solo el AMOR puede hacer con su magia que te permitas SER en esta vida tu mejor versión.