El estudio de las emociones o la llamada Inteligencia Emocional no es un tema novedoso y aunque todavía no se refleja en algunos proyectos educativos, es de público conocimiento la importancia de aprender a gestionar las emociones para lograr una convivencia sana y positiva.
La gestión emocional otorga herramientas para una interacción social empática que facilita la comunicación, la resolución de conflictos y el trabajo en equipo.
Podemos hablar entonces de Educación Socioemocional como innovación educativa, tal como la describe Rafael Bisquerra (2003): “La educación emocional es una innovación educativa que se justifica en las necesidades sociales”. En este sentido, cobra mayor relevancia la gestión emocional, ya que tiene como objetivo favorecer las relaciones sociales e interpersonales, además de la colaboración con otros.
La escuela tradicional puso énfasis en el desarrollo cognitivo despojado de emociones, ubicando a los estudiantes en una situación de pasividad y receptividad, en la que se les enseña a memorizar y repetir información sin cuestionar ni relacionarla con sus propias experiencias y emociones.
Esta forma de enseñanza estandarizada, limita el desarrollo integral de los estudiantes, ya que no se les permite expresar sus emociones, opiniones y creatividad en el proceso de aprendizaje. Afortunadamente, en la actualidad se ha reconocido la importancia de integrar las emociones en el proceso educativo, promoviendo un enfoque más holístico que tiene en cuenta el desarrollo cognitivo, emocional y social de los estudiantes.
Este nuevo paradigma, impulsa favorecer el desarrollo de habilidades socioemocionales, tanto en los estudiantes como en los docentes, con el propósito de mejorar las interrelaciones y las estrategias de enseñanza y aprendizaje que posibiliten entornos amigables promoviendo una sociedad más empática.
Por otro lado la UNESCO, propone un continuo aprendizaje que proporcione conocimientos, habilidades y valores para capacitar a las personas a tomar decisiones en una sociedad más equitativa, respetuosa del medio ambiente y económicamente equilibrada. En este sentido, el desarrollo de las habilidades socioemocionales en la escuela prepara a los estudiantes para abordar los desafíos globales, como el cambio climático y la pobreza extrema, como parte integral de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Uno de los propósitos más importantes de la educación emocional es la prevención de la violencia de todo tipo. Por lo tanto, este enfoque educativo busca formar individuos conscientes de su entorno y capaces de contribuir a la construcción de un futuro mejor para todos.
La educación no es un proceso lineal, sino una red de relaciones». Francesco Tonucci