En este último tiempo, producto de la pandemia, las relaciones interpersonales han cobrado mayor importancia. Nos dimos cuenta de lo necesario que son las relaciones positivas y el contacto físico.
Extrañamos las reuniones entre amigos, compartir risas, llantos y sobre todo, cuánto extrañamos los abrazos! Esos que nos hacen acomodar nuestros pedacitos rotos, esos que nos hacen sentir que sí podemos, esos que nos dicen que no estamos solos…
Diversos estudios científicos demuestran que un abrazo posee beneficios emocionales y físicos. Relaja, otorga tranquilidad, seguridad y confianza, a la vez que disminuye el estrés.
Los abrazos activan receptores en la piel que son los encargados de enviar las señales al cerebro, lo que permite liberar oxitocina, que es la hormona relacionada con el placer y el afecto. De esta manera, disminuye la producción de cortisol y adrenalina, encargadas de elevar el nivel de estrés.
Los abrazos no solo tienen un efecto individual, como mejorar la autoestima, sino que fortalecen las relaciones y los vínculos, aumentando la empatía y la comprensión.
Algunos de los beneficios más importantes de un abrazo son:
• Ayuda a reducir el estrés
• Generan felicidad
• Mejoran la salud cardíaca
• Reducen los miedos
• Fortalecen la comunicación
• Relajan el sistema muscular
• Incrementa la autoestima
Estos beneficios se logran en abrazos prolongados, no menores a 20 segundos, sin forzarlos, en una conexión de corazón a corazón.
Si abrazamos la niñez, serán adultos menos estresados, con mayores habilidades socioemocionales que le permitan construir un entorno saludable y armonioso.