La atención y la memoria son claves del proceso de aprendizaje. Los mecanismos atencionales y los mecanismos de memoria son las principales funciones neuropsicológicas que sostienen los procesos de aprendizaje.
No hace mucho tiempo atrás, era muy común retener en la memoria datos de la vida cotidiana, como números de teléfono, direcciones, fechas importantes, recetas de la abuela, entre muchas otras cosas.
En la actualidad, todo está en Google y la memoria y la atención han perdido protagonismo en nuestra vida.
Ante cualquier duda o dato a consultar, acudimos de inmediato a un dispositivo para googlear. De esta manera, el cerebro no se preocupa en intentar recuperar datos o relacionarlos para encontrar una nueva respuesta, perdiendo rápidamente la atención y por lo tanto, resulta más difícil atraer la motivación.
El aprendizaje tiene como motor principal la curiosidad, que está disparada por la motivación. La curiosidad despierta el interés y la motivación proporciona la energía necesaria para explorar, investigar y adquirir nuevos conocimientos y habilidades.
¿Qué pasa entonces si todo está en Google?
Las nuevas generaciones de estudiantes son hijos de la inmediatez, donde todo está a un clic y los recursos tecnológicos han ocupado sus espacios de estudio, social y de ocio.
El efecto Google o este uso continuo de internet para buscar información, está provocando la disminución de la capacidad de retener datos en la memoria, la concentración y la curiosidad para explorar el entorno en busca de nuevos aprendizajes.
Si bien, la tecnología llegó para quedarse y está en continuo avance, es importante seguir entrenando nuestro cerebro para fortalecer los mecanismos de aprendizaje.
Algunas sugerencias simples para trabajar con los estudiantes podrían ser:
• Motivarlos a tomar nota escrita de ideas principales de los temas abordados.
• Generar debates a partir de ideas contrapuestas o novedosas.
• Trabajar la curiosidad y la motivación con disparadores novedosos, como preguntas insólitas, datos curiosos, noticias disruptivas, comparaciones de datos con hechos cotidianos, etc. etc. etc…
• Hacer visible el pensamiento con preguntas tales como: ¿Cómo se te ocurrió esta idea tan genial?, ¿Cómo llegaste a esta conclusión?, ¿Qué fue lo primero que pensaste de este dato?…
Existen muchas maneras de entrenar el cerebro sin tener que olvidarnos de la tecnología. Es solo cuestión de animarnos a diseñar nuevas estrategias que inviten a pensar y relacionar datos que luego serán nuevos aprendizajes.