Todos los seres humanos podemos atravesar a lo largo de nuestra vida por un abanico de emociones que van desde la absoluta felicidad y estado de flow hasta la depresión más aguda. Es imposible evitar situaciones de dolor, disgusto, sufrimiento o en menor medida algún malestar por situaciones puntuales, el tema es que nosotros a estas experiencias, le sobre agregamos un extra, un plus… EL DRAMA.
El problema en sí puede tener un gran sufrimiento REAL, pero seamos conscientes y nos preguntemos cuando algo nos está sucediendo, cuanto drama le estoy agregando y verás que si realmente lo analizas sólo queda el problema real. Al quitarle el drama podemos ser más objetivos en buscar caminos para su solución, o aceptación en algunos casos.
Con la alegría también sucede algo similar, le agregamos tanta euforia que luego de experimentar sentimientos exagerados quedamos en un estado de vacío, y viene la pregunta típica, ¿qué me pasa hoy si ayer estaba con toda la energía? La respuesta se asemeja a que nuestras emociones hacen el recorrido de un péndulo mientras más gira hacia uno de sus extremos luego con la misma intensidad vuelca hacia el otro.
Entonces el secreto está en poder mantener el equilibrio, es decir permitirte vivir todas las experiencias que te toquen desde un modo tranquilo, que no sea tan intensa la reacción que tengas para que luego no te cueste volver a tu centro de equilibrio emocional.
La alegría es un estado salugenico y mejora toda nuestra integridad física y emocional, el sufrimiento a veces es inevitable, sabemos que estamos expuestos a esas emociones en esta vida, lo óptimo es llevarlos a ambos con consciencia plena, que ninguno te quite la paz. Lograr que el péndulo de tu vida esté en equilibrio depende de tu poder de consciencia.
Puedes recurrir a lecturas sobre el tema, meditar, hacer ejercicios, llevar una vida sana desde lo que comes hasta lo que piensas, hacer terapia, actividades que te conecten con tu interior, busca y sigue buscando, de eso se trata vivir a consciencia.