En estos días, donde las aulas se trasladaron a los hogares y la función docente se complejiza, lo que más se puso en evidencia, es la fragilidad de los aprendizajes.
Si bien, sabemos que nuestro sistema educativo atraviesa una crisis, es ahora cuando podemos ver que los estudiantes tienen escasos recursos propios para resolver nuevos desafíos.
Y dónde está el problema? Sin dudas, la mayor dificultad está en la modalidad de enseñanza, que a pesar de estar en la era del conocimiento, la escuela todavía tiene vestigios de estandarización. Pensar en un aula inteligente, es pensar en una aula para todos y así tener estrategias que hagan posibles transformar la información en verdaderos aprendizajes y sobre todo, que los estudiantes sean capaces de coordinar saberes para la resolución de nuevos desafíos.
Para ello, los docentes deben desplegar tantas estrategias, como los modos de aprender que tengan sus estudiantes y promover permanentes debates en los que se puedan encontrar diferentes caminos para la resolución de un mismo desafío.
De esta manera, cada estudiante irá construyendo sus propios aprendizajes, a la vez que podrá justificar la estrategia elegida en cada caso.
En este tiempo, en la que los niños están trabajando en casa, vemos que esto no sucede, o sucede en pocos casos y lo que parecía aprendizaje era solo una repetición de información estandarizada.
Es fundamental revisar las prácticas docentes en función de la construcción de verdaderos aprendizajes y para ello el rol docente debe ser pensado como guía o tutor para el abordaje de debates que favorezcan el pensamiento crítico y reflexivo.
En la actualidad el uso de la tecnología es fundamental para acortar distancias y ampliar fronteras, pero en la realidad, en la mayoría de casos, solo se utiliza para buscar información inconexa y descontextualizada.
Trabajar por proyectos interdisciplinarios , favorece el pensamiento en red y el razonamiento deductivo y para ello, la tecnología actual a disposición, ofrece un sin fin de opciones al alcance de la mano de la mayoría de los estudiantes, pero requiere de un docente actualizado y comprometido con la tarea cotidiana.
Hablar de calidad educativa, es hablar de aprendizajes y enseñar no siempre es sinónimo de aprender.
La mayor señal del éxito de un profesor es poder decir: Ahora los niños trabajan como si yo no existiera.¨ M. Montessori.