La educación, entendida como uno de los procesos fundamentales para el desarrollo humano, así como el crecimiento armonioso familiar, tiene varias etapas y comienza en el Nivel Inicial. Si bien muchos niños emprenden a muy temprana edad sus primeros pasos en los llamados maternales, el Nivel Inicial en Argentina es obligatorio a partir de los 4 años.
Esta etapa de la escolarización formal tiene una especial importancia, ya que son las primeras experiencias en donde deben vincularse con un entorno ajeno al familiar: compañeros y docentes, en espacios novedosos con actividades regladas o desconocidas y los límites están puestos por adultos que no forman parte de su ambiente cotidiano.
¡Todo un mundo por descubrir y construir!
Es necesario entonces, que las familias acompañen en estos primeros días, no solo para darles contención, sino la seguridad de que están en el mejor lugar, lleno de aventuras y aprendizajes para compartir. Para ello, las familias deben estar seguras de la institución elegida y brindarles la confianza para poder trabajar como verdadero equipo con la escuela.
Como cada inicio está colmado de ansiedades e interrogantes. Además, en el contexto de pandemia se agudizan las incertidumbres y dan lugar a nuevos desafíos. Por lo tanto es importante mantener un diálogo fluido con los docentes y sobre todo, escuchar a los niños. Es lógico que en los primeros días aparezcan llantos o algunos berrinches, poniendo a prueba la sensibilidad de los adultos. Es entonces cuando tenemos que abrazarlos y contenerlos, para dejarlos con confianza y brindarles seguridad.
Algunas recomendaciones para generar confianza y autonomía:
- Preparar con ellos la mochila cada día para que sepan qué llevan y cómo cuidar sus pertenencias. Es así como comienzan a desarrollar la responsabilidad por sus elementos.
- Despedirlos y recibirlos cada día con alegría y no con la frase: “Portate bien!” o “Cómo te portaste hoy?” esto los limita a contar sus experiencias, temiendo que su comportamiento no sea el esperado. Los niños pequeños NO se portan mal, experimentan su entorno, imitan conductas, exploran y descubren que se puede o no hacer.
- No desaparecer, desaparecer sin despedirlos les provoca angustia y miedo. A esta edad no tienen noción del tiempo y la angustia de no saber si vienen a buscarlos, puede prolongar la adaptación con el entorno. Por ello, despedirse y decirles que al final de la jornada estaremos esperándolos felices por su día en el jardín, les brinda confianza y seguridad.
Cada niño tiene su tiempo, su modo de adaptarse y de vincularse. Lo importante es respetarlos en los procesos y disfrutar de los logros sin compararlos con nadie. Cada uno es único y maravilloso.
La educación no es la preparación para la vida. La educación es la vida en sí misma”. John Dewey