Los vínculos de confianza comienzan a construirse en primeros años de la niñez. Desde pequeños, es muy importante generar espacios amigables de diálogo y escucha atenta.
En la primera infancia, aunque su lenguaje no esté aún plenamente desarrollado, los niños construyen su pensamiento y su conocimiento, en base a sus relatos y a la devolución que tengan de los adultos. Así se genera una interacción con el entorno cercano que serán las bases para las futuras relaciones.
Cuando subestimamos sus relatos, comienzan a suponer que no son capaces o pierden la confianza en los adultos que lo rodean al no sentirse escuchados. De esta manera, como mecanismo de defensa, dejarán de relatar experiencias o conflictos, generando en ellos dificultades, no solo en los procesos vinculares, si no también, en la construcción de nuevos aprendizajes.
Generar confianza en sus posibilidades, supone permitirles expresarse y ser reconocidos en cada proceso de su desarrollo, a su ritmo, con todos sus matices. La escucha atenta es fundamental para su desarrollo afectivo y cognitivo.
Siempre escucha con atención cualquier cosa que tu niño quiera contar, sin importar qué sea. Si no escuchas con entusiasmo las cosas pequeñas, no te dirán las cosas grandes cuando crezcan, porque para ellos se habrá tratado siempre de cosas importantes”. C. Wallace
Los niños necesitan ser escuchados con atención porque en cada relato guardan un sueño por cumplir, un aprendizaje por construir y vínculo por fortalecer.