Por definición la Gamificación es una técnica de aprendizaje que utiliza la mecánica de los juegos en el ámbito de la educación.
Sabemos que los niños, por naturaleza, disfrutan del juego y con él descubren el mundo que los rodea, se apropian de su entorno y construyen sus aprendizajes. Por lo tanto, el juego beneficia de diferentes maneras a los niños, no solo es divertido, sino que resulta fundamental para relacionarse con el entorno, facilitando su desarrollo físico, social y emocional.
Gamificar las aulas supone conseguir mejores resultados, ya sea para la construcción de nuevos conocimientos, como también para mejorar el desarrollo de habilidades intelectuales, motoras e interpersonales.
Los niños necesitan hacer las cosas una y otra vez para aprenderlas, por lo que el juego es el medio para lograr esos aprendizajes.
A través del juego los niños buscan, exploran, prueban y descubren el mundo por sí mismos, siendo un instrumento eficaz en la educación.
La neurociencia sostiene que en un ambiente de juego, los chicos desarrollan mayor regulación emocional, se estresan menos y encuentran diferentes maneras de resolver situaciones problemáticas.
El aprendizaje a través del descubrimiento, conduce a una mejor comprensión del entorno y sus desafíos, por lo tanto, el juego como estrategia de aprendizaje, despierta la curiosidad, es placentero y permite adquirir capacidades imprescindibles para desenvolverse mejor en el mundo que los rodea. Por lo tanto, crear un escenario que prepara a los chicos para el descubrimiento y la exploración, sería el equivalente a pensar en un aula cerebro-compatible.
El aprendizaje se construye con diferentes estrategias que, combinadas creativamente, nos lleva motivar el aprendizaje significativo y recuperar las ganas de aprender. Los niños necesitan estar activos para crecer y desarrollar sus capacidades y el juego es el camino.
Los niños necesitan tiempo y espacio para jugar. Jugar no es un lujo, es una necesidad”.
K. Jaminson
Un niño que se le permite experimentar el juego creativo, que explora e interactúa con su entorno, pone en acción la curiosidad y el asombro que son los verdaderos motores del aprendizaje.