Nacido en 1939 cerca de Osaka, Kenzo Takada llegó a Francia en barco con el objetivo de instalarse en París.
Takada revolucionó la moda con su método de llevar el prêt-à-porter, ya que para él el hecho de vestir sus creaciones suponía salir de la cotidianidad para “entrar en un sueño”. Ícono de la década del ‘70, no solo llevó la impronta de Oriente a Occidente sino que además movió la estantería de la moda parisina con la exuberancia de sus dibujos y el manejo de la paleta de colores. Las flores eran un motivo recurrente porque eran un aspecto importante de su identidad creativa.
Kenzo realizó su última visita a Argentina en 2018, de la mano de Avon para quien desarrolló una línea de perfumes. Las últimas fragancias con su sello fueron las denominadas Avon Colour.
«El arte y la moda no son tan diferentes, con ambas busco transmitir emociones«, dijo en una de sus últimas visitas a Argentina, y ese leitmotiv lo mantenía siempre vigente.
Trayectoria
⁃ Creo su marca de renombre internacional, usando solo su nombre de pila, después de 1970 y lanzó su primera línea para hombres en 1983.
⁃ Pocos años después fueron lanzadas las colecciones de ropa deportiva e informal bautizadas Kenzo Jeans y Kenzo Jungle.
⁃ Conocido por sus coloridos estampados florales y diferentes recursos gráficos, fue el primer diseñador japonés en ganar prominencia en la escena de la moda parisina.
⁃ Con casi 8.000 diseños, el japonés «nunca dejó de celebrar la moda y el arte de vivir«, indicó su portavoz. Durante los 70 y 80 compitió con grandes marcas de trayectoria como Chanel, Dior o Balenciaga, creando un imperio mundial de la indumentaria.
⁃ Vendió la marca Kenzo a LVMH en 1993 y se retiró de la moda años después. Ya retirado de la dirección de su marca Kenzo tenía más tiempo para viajar, hacer yoga y pintar, otra de sus aficiones.
Los momentos más difíciles para Kenzo
Una vida llena de éxito, glamour y portadas pero que, como él mismo contó, no siempre fue fácil. Su peor etapa llegó a principios de los años noventa. La muerte de las tres personas más cercanas a él en dolorosas circunstancias, y unidas a lo que contempló como una traición por parte de su socio empresarial, le sumieron en la tristeza.
Xavier de Castella fue su pareja durante muchos años, a quien conoció en un cumpleaños de Paloma Picasso. La pareja se enamoró y pasaron varios años muy felices juntos. Kenzo dijo ”Xavier era mi compañero vital, y me apoyó como persona”. Lo cierto es que su condición física terminó de empeorar y finalmente murió en 1990 a causa de sida cuando apenas tenía 38 años, lo que supuso un durísimo golpe. “El amor de mi vida murió en 1990”, rememoraba Kenzo Takada.
Las desgracias no llegaron solas y en 1991, Atsuko Kondo, el creador de estampados que había trabajado con Kenzo como su mano derecha sufrió un infarto. Atsuko, había jugado un papel fundamental en convertir los esbozos de diseño en productos acabados. De ese modo, Kenzo había perdido sus dos pilares en lo personal y en profesional.
Para rematar su mala racha, ese mismo año llegó la muerte de su madre. “Estaba justo en medio de un viaje con algunos amigos, habíamos llevado nuestro barco hasta la isla de Córcega. Mi hermano mayor intentó ponerse en contacto conmigo, pero nosotros mismos habíamos decidido cortar toda comunicación con el mundo exterior, así que nadie podía contactarnos”, rememoraba. No supo la noticia hasta pasado el funeral. Estaba destrozado en un estado de desesperación.
Su otro gran dolor fue provocado por quien era su mano derecha en la empresa, el socio que manejaba las finanzas y el orden en la misma, François Beaufume. Con Beaufume al mando empezó a escuchar ciertos rumores de que Kenzo como empresa podría seguir adelante sin Kenzo como diseñador.
Sintiéndose traicionado por François intentó que un banco le ayudara a hacerse con el 100% de su empresa, pero la entidad se lo denegó. Fue entonces cuando decidió ponerse en manos de profesionales, y se planteó la idea de vender Kenzo al conglomerado de lujo LVMH, hoy propietarios de Christian Dior, Givenchy, Loewe y Bulgari entre otras.
Confiando por completo en sus palabras, tomó la decisión de vender todas sus acciones, era abril de 1993, en 1999 decidió retirarse.
En 2018 contó que la venta de su empresa no fue una decisión fácil. “Vendí mi empresa porque el contexto era difícil: uno de mis tres socios murió, el otro tuvo un problema de salud, llegó la crisis económica… pero entonces no pensé que quedaría desposeído de mi nombre, veía vidrieras donde ponían Kenzo pero no era yo, fue un largo luto”. Entonces ya estaba prácticamente retirado de la vida pública.
Su nombre estaba presente solo en sus desfiles, hasta su muerte, el 4 de octubre en el Hospital Americano de Neuilly-Sur-Seine, siempre en su amado París.