Esta pandemia nos atravesó en completitud a todos, desde los diversos planos que nos componen.
Pues el amor no quedo afuera de tal revolución. ¿Quién en este tiempo no se cuestionó algo sobre este tema?
Muchas parejas lograron reafirmarse con mayor solidez en estos tiempos de crisis y se rearmaron con otras estrategias para darle una salida más creativa a su convivencia, mientras que otras no pudieron sortear la intensa cuota que nos impuso la rutina y convivencia llena de sincericidios y mostrarnos al otro tal cual es durante muchas horas al día, algunos ni si quieren con la opción de salir de sus casas ya que sus trabajos se plantearon home office.
A esto le podríamos agregar la actividad escolar de los hijos, todo un nuevo sistema planteado con horarios versátiles y llenos de responsabilidades compartidas, entre padres e hijos.
Muchos fueron cayendo silenciosamente y otros tanto con un poco más de ruidos a grandes grietas donde las diferencias, la poca empatía por el otro diálogo, la falta de, espacios y tiempos desordenados para conectar desde el amor se fueron llevando muchas parejas al cementerio emocional.
Luego con el pasar del tiempo se pondrán a la luz si esas grietas fueron marcadas para traer luz, o mostrar que en todo túnel una grieta puede hasta salvarnos la vida, ya que a través de ella pasa el aire y el sol o la vida misma .
Qué quiero decir entonces con este ejemplo, es que tal vez este es un tiempo duro, intenso, lleno de piedras que caen por lados inesperados pero que de alguna manera al producirse algunos quiebres también dejan entrar una nueva luz a tu vida, es decir, para que algo nuevo nazca, algo viejo debe morir y tal vez no sea la pareja la que deba sacrificarse en este asunto, sino los modos, costumbres y patrones repetitivos que la llevaron hasta el fin del túnel sin ofrecerse el mínimo de atención y contención.
Qué tal si observas esta experiencia para sumar consciencia y un aprendizaje y no para llenarlo de drama y victimismo.
Siempre estamos a tiempo de mirar nuestra realidad con otros ojos y allí ampliaremos infinitas posibilidades a nuestra propia felicidad.