Se acerca un 12 de octubre más, fecha que recuerda la llegada, colonización, desculturización y sometimiento de los pueblos originarios de América, a la que se denominaba “Día de la Raza”. A partir del 2010 mediante decreto Nº 1584, se pasó a llamar a esta fecha “Día del respeto por la diversidad cultural”, atendiendo a las distintas culturas que se sumaron y haciendo justicia a los pueblos que habitaban desde mucho antes estas tierras ancestrales.
En su libro “Los hijos de los días” Eduardo Galeano, con un dejo de profunda ironía comenta “En 1492 los nativos descubrieron que eran indios, descubrieron que vivían en América, descubrieron que estaban desnudos, descubrieron que existía el pecado, descubrieron que debían obediencia a un rey y una reina de otro mundo y a un Dios de otro cielo y que Dios había inventado la culpa y el vestido y había mandado que fuera quemado vivo quien adorara al sol y a la luna y a la tierra y a la lluvia que la moja”.
Pero octubre es más generoso todavía, pues nos permite rendir homenaje a las madres y así como para nosotros tiene un sentido emotivo y sentimental, para los pueblos originarios también adquiere la maternidad un papel fundamental, como lo demuestra su devoción por la “Pachamama”, concepto que proviene de la lengua Quechua (“Pacha” – Tierra, “mama” – Madre), lo que constituye para ciertas etnias andinas la “Madre Tierra”, la que les provee de los alimentos naturales y todo lo necesario para nacer y vivir, una especie de “divinidad” en la cosmovisión de estos grupos. Pero como todo ser viviente tiene un nacimiento, un génesis de vida, que en el caso de la especie animal y sobre todo el hombre, se relaciona con la capacidad femenina para la procreación, por la que llamamos “Madre”, palabra cuyo origen etimológico refiere a la “Matriz donde se desarrolla un feto”.
Las madres indígenas, al igual que otras mujeres, tenían la misión fundamental de atender a sus hijos y no eran diferente a las madres de todos los tiempos, ellas también los alimentaban, les contaban historias, los hacían dormir, les enseñaban a caminar, hablar, cantar, bailar, honrar a los muertos, a conocer y disfrutar de la naturaleza, a interrelacionarse con el resto de la familia y fundamentalmente a conocer y desarrollar las costumbres tradicionales de sus comunidades. Estos aprendizajes conforman el patrimonio cultural de los pueblos indígenas.
Abusando de la generosidad de octubre con estos dos importantes acontecimientos, les dejo esta hermosa letra (Fragmento) de Don Cesar Perdiguero titulada “Madre Aborigen” y dice “India madre / la Pachamama bendiga / las quenas que han de llorarte / las quenas que han de llorarte. India madre / yo me persigno en silencio / por la señal de tu sangre / por la señal de tu sangre. Fuiste la ñusta cautiva / allá, en el templo del sol / la bien amada del Inca, / que una noche te cantó. Después brillaron aceros / en tierras de tu señor, / y antes de morir dejaste / morenos hijos del sol, / y antes de morir dejaste / morenos hijos del sol. India madre, / tu nombre quedó en la arena, / y tu presencia en el aire, y tu presencia en el aire. India madre / te cantan y te bendicen, / los que heredaron tu sangre, / los que heredaron tu sangre.”