Martín Wall es oriundo de Oberá Misiones. Llegó a Buenos Aires para estudiar Diseño de Indumentaria en la UBA. No le gustaba seguir las reglas de la universidad, no por rebelde, sino porque le parecía más divertido presentarse a concursos de diseño. A partir de ahí comienza un nuevo rumbo en su vida.
¿Cómo fue ganar un concurso que te direccionó tu carrera?
Un día se me acerca la titular de la cátedra Andrea Saltzman y me dice: Martín, sos muy bueno, pero si queres ser autodidacta la facultad no es el lugar. A los dos años gane un concurso de diseño que me lleva a Londres a estudiar Diseño de Moda y Marketing por un año.
¿Cómo continua tu carrera?
Luego de regresar de Londres, abandono la facultad y me introduzco en el mundo de la marroquinería, a los dos años lanzo mi primera marca de carteras de cuero “Walló”. A los dos años me presento a otro concurso y gano el “Nokia Design Challenge” en la categoría de moda. Abandono y cierro Walló y me tomo un año sabático. Luego empecé a trabajar en indumentaria y retomo la facultad. Soy ayudante de cátedra de diseño y en el 2008 ingreso como Diseñador Senior a la marca “Tramando” de Martín Churba. Ahí permanezco ocho años hasta que abandono para comenzar mi segunda marca “Martewall”.
Contame sobre tu nueva colección ¿Cómo es Alice?
Alice es una colección que me dio mucho placer construirla, más allá de la historia que cuento, en lo personal es una colección bisagra, siento que es una colección donde pude soltarme y animarme más, en donde pude sacarme el chip que cargaba de mi trabajo anterior, de si lo que diseño es comercial o no, o si alguien se lo pondría, y varias preguntas más. Quise contar un cuento y liberarme en la parte creativa y tratar de encontrar mi esencia pura. Creo que después de ocho años de haber sido diseñador de Tramando, es difícil reencontrarse, porque son varios años diseñando para otra marca, con otro estilo, otras características, otras exigencias comerciales y muchos otros puntos más.
¿Por qué elegiste ese nombre?
Antes que comenzara la pandemia, tenía una vaga idea de lo que quería hacer, sabía qué telas iba a utilizar y sabía que quería mezclar dos universos, uno más caricaturesco y el otro “serio”. Esta fue una colección completamente concebida en plena pandemia. En ese tiempo pude reflexionar lo que había vivido, no sólo yo, sino toda la sociedad, lo que habíamos experimentado, alegrías, tristezas, este nuevo orden, este nuevo mundo con nuevas reglas, en otras palabras “este mundo loco”, “este mundo del revés”. Estas últimas palabras me llevan al cuento de “Alicia en el país de las maravillas”, en el momento en que ella cae al pozo y experimenta este nuevo mundo. Es ahí donde hago una analogía con el cuento, y donde empiezo a introducir a personajes de caricatura, Kitty (haciendo referencia al Gato de Chesshire) y al conejo, refiriéndome al conejo blanco. Intenté mezclar todo esto con un universo más romántico, renacentista, de ahí las formas de los vestidos, mangas y gorgueras que utilice en la colección. Inclusive el catálogo de la colección es un libro de cuentos pop up.
Siempre estuve completamente seguro que debía diseñar una colección de fantasía, era la única manera de alejarnos de todo lo que estaba sucediendo en el mundo, era fantasear, divertirme y viajar”.
¿Qué paleta de colores seleccionaste y por qué?
Sobre el tema de los colores, un poco es suerte y otro es elección. A fin de año había encontrado una tela que me había gustado mucho, era un lame violeta y la use, junto con otros materiales, para hacer un vestido a Angie Landaburu. Ese fue el vestido que disparó todo, es el eje de la colección. Cuando se lo vi puesto sabía que tenían que ser violetas, fucsia, lilas, azules, textiles brillantes y opacos, colores dentro de esta familia y con acentos fluo.
¿Qué materiales utilizas en tus diseños?
No tengo materiales fijos, puedo usar desde seda hasta textiles básicos, pero me distingo en incorporar siempre otros materiales no convencionales, como plásticos, metales y otras texturas a mis diseños.
¿Qué expresas con los dibujos en los vestidos?
Mis dibujos son muy simples y de líneas básicas, soy de bosquejar una idea con pocas líneas, no me detengo en todos los detalles pero sí en los constructivos, esos los anoto todo. Creo que en parte es mi esencia, pocas palabras y algo minimal, líneas simples.
¿Te inspiran los grandes íconos de la moda?
Hoy sigo a todos los diseñadores, todos en algún momento me inspiraron e inspiran. En los ´90 seguía a Thierry Mugler, me llamaba la atención la visión que tenía de la mujer y la noche, de Jean Paul Gaultier admiraba su capacidad para fusionar dos o más temáticas en una colección, la pureza de Helmut Lang, en el 2000 y aún hoy, uno de los cuales me inspiró mucho y fui fiel seguidor, fue Alexander Mc Queen, rompió con todos los estereotipos y preconceptos. Admiraba su crudeza y romanticismo, era poético. También esta John Galliano en Dior, el Valentino de esta última década, su pureza y uso de los colores, Karl Lagerfeld, no tanto en lo que hacía en Chanel sino como un artista completo, y su capacidad de perdurar tantos años al mando de una de las casas más importantes y convertirse en un ícono, un perfecto objeto de merchandising. También observo la tecnología de Iris Van Herpen, la modernidad de Raf Simons… y bueno como ves, de todos observo algo.
¿Cómo es la mujer que elige adquirir una prenda Martewall?
Es una mujer que elige llevar algo distintivo, no es moda, se destaca y observa a la marca como una hacedora de piezas únicas.
¿Te gustaría hacer prendas masculinas? ¿Lo habías pensado?
Siempre considere que era algo pendiente, tal vez no tan de autor, sino algo más comercial. Pero estoy seguro que al poco tiempo me aburriría, el “canvas” termina siendo limitado, siento que en una mujer no hay límites de expresión, puedo explayarme y expandirme hasta donde quiero. Eso me pasó cuando en el 2005 incursione con mi primera marca de carteras de cuero, luego de un tiempo el “canvas” me quedo chico… al fin y al cabo siempre era una cartera.
¿Qué es lo que más te gusta de tu profesión?
Crear, diseñar, inspirarme, tal vez suena trillado, pero siempre pienso que si me pagaran sólo para dar o crear ideas seria millonario.
Mi cabeza no para de pensar, mi única limitación es el tiempo”.
¿Cuál fue tu mayor desafío?
Creo que fue el dejar la comodidad de trabajar en relación de dependencia y empezar por mi cuenta, por supuesto el inicio no fue color de rosa, pero lo importante es transitar y ver donde te lleva ese nuevo camino.
¿Cómo te afecto este momento que estamos viviendo en referencia al Covid?
Personalmente en lo social no me afecto demasiado, pero sí en lo físico ya que mis horas de trabajo aumentaron, tuve la suerte de no parar de trabajar.
¿Cómo ves la moda a futuro?
No sé dónde nos dirigimos, pero veo un fuerte avance por la sustentabilidad, por el resurgimiento de renovar o reutilizar lo viejo, por la reventa o revalorización de piezas de segunda mano, el custom made, las piezas únicas, las grandes marcas, a pesar de que venden miles de prendas seriadas, tratan de contar el cuento de que te están vendiendo algo único y hecho a mano.
Hoy no se trata de vender ropa, se vende una “película” de la ropa, se vende una sensación, un universo”.
¿Cómo fue tu último viaje?
Creo que fue acá dentro de Argentina, a fin de año a mi casa en Misiones, cada vez que quiero escaparme de todo y descansar vuelvo al seno de mi madre.
¿Cómo te definirías en pocas palabras en lo personal?
Callado, reservado, fiel, frio por fuera, y cariñoso por dentro, sarcástico, de humor ácido, paciente, muy observador y terminante.
¿Cómo te definirías en lo laboral?
Responsable, ordenado, estructurado y rápido, la solución y ejecución debe ser rápida.
¿Cuál es la próxima meta a cumplir?
Estoy en un proyecto con Emiratos Árabes, muy ansioso porque se concrete. Por ahora solo eso puedo decir.
Nota: Edith Spontón @edithsponton | Fotos: Carlos Navarro @navarro.photo para #RevistaBrooke
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