Malevo se encuentra en su máximo esplendor, de cara a un año lleno de nuevos desafíos, hablamos en exclusiva con su director, Matías Jaime, quien nos cuenta cuales son los proyectos para esta temporada. La compañía argentina que conquistó al público norteamericano en America´s Got Talent, y hasta el día de hoy no ha parado de cosechar reconocimientos en el mundo entero.
Los Malevo llegan al estudio 1 de la TV Pública invitados a participar del programa de Facundo Saravia, cierran el primer bloque. Esperan la próxima entrada, repasan las últimas modificaciones de la coreografía, algunos aprovechan a descansar y tomar un poco de agua, nada queda librado al azar todos los detalles son cuidados, el pelo mojado, las camperas, el video, pista musical y el orden de entrada en escena. Son muy profesionales y no por eso menos carismáticos y simpáticos. Las risas y la buena energía del grupo se siente en cada presentación. Mientras el resto de sus compañeros descansan el líder del grupo nos dedica parte de su tiempo para charlar.
¿Cómo nace Malevo?
Yo había convocado gente para presentarnos en un evento privado, con folklore y algo de tango, luego de eso, me gustó la idea de formar un grupo nuevamente y armar algo diferente pero con raíces argentinas. Así comencé a llamar a conocidos para ir dándole forma a este proyecto, para mí es importante que sean buena gente, lo profesional lo podés ir trabajando y puliendo, pero la esencia de las personas no. Y eso creo que es lo transmitimos con Malevo, y esa buena energía se siente.
¿Cómo llegan al America´s Got Talent?
Llegamos por un productor que vio nuestros vídeos en YouTube. Pasamos varias etapas de selección por vídeos, hasta que un día recibí el llamado que había quedado con Malevo para la primera audición. La idea era totalmente diferente al malambo tradicional, la ropa de cuero, pelo mojado, usamos rampas y fuego. Y eso gustó mucho, al punto que los productores lo llamaban “malambo extremo”.
¿Y a partir de ese momento se instalaron en Estados Unidos?
En un principio viajábamos para las audiciones, grabábamos y volvíamos. Las dos primeras fueron de ida y vuelta. Después los programas eran en vivo y ahí nos instalamos en Estados Unidos.
Conquistaron a un público difícil y exigente
Fue todo un desafío, porque el malambo no es conocido en todas partes, es algo nuestro muy argentino, frente a un público norteamericano, pero estaba confiado y sentía una energía buena para hacerlo.
¿Había cosas guionadas para el show?
Sí, en las primeras audiciones era totalmente libre, ibas con lo que tenías, si gustaba pasabas y sino te volvías. Pero en la etapa de las audiciones en vivo tuvimos que mediar muchas cosas, por cuestiones técnicas, por ejemplo el director de cámara nos pedía dejar determinados lugares libres… y debíamos cambiar la coreografía, o cambiar alguna música por derechos de autor, ese tipo de cosas. Pero nos cuidaban mucho para que el show sea perfecto.
¿Cómo fue la devolución del ambiente del folklore argentino?
A mí me sorprendió la buena reacción que tuvo el país en general, y además nos escribían de todas partes del mundo, siempre tirando buena onda y felicitándonos. También están los más conservadores, que en cierto punto les cuesta entender que esto también es un show. Nosotros nos basamos en el malambo tradicional, y por ahí nos ven con una estética diferente, con camperas de cuero, y eso suele chocar, como todo lo nuevo. Pero mantenemos un profundo respeto por el folklore de base.
¿Sentís que se produjo un cambio en el folklore?
Sí, después de la explosión mediática a través del programa, Malevo fue como el precursor que el malambo y el folklore sea más consumido. Y eso desata una cadena infinita de cosas, para el que hace los bombos, el de la botas, para otros bailarines que los llamen para hacer malambo, para mí es emocionante.
¿Contame cómo fue la colaboración para Ricky Martin?
Increíble! Me llamó Jamie King para que arme la coreografía para un show de Ricky Martin en Las Vegas. De pronto me vi en Los Ángeles tomando audiciones para los bailarines, yo le pasaba pasos de malambo, pero también se tuvieron que preparar con bombos, boleadoras y zapateo, yo no podía creer hasta donde había llegado el malambo. Fue una experiencia genial.
¿Y ahora cómo sigue Malevo?
Ahora nos estamos yendo a Japón, vamos al parque de Universal Studios, en Osaka un grupo de 12 bailarines, con shows diarios durante un año. Otro grupo de 6 bailarines también se van a Francia.
¿Para cuándo un show en Argentina?
Yo voy a estar el primer mes en Japón, y luego regreso a Argentina para comenzar a armar un nuevo espectáculo para acá, que hace rato tengo ganas de hacerlo. Vamos a fusionar otras disciplinas con el malambo y haremos algo mucho más power, porque el proceso creativo va ser distinto, con más tiempo y sin tantos viajes en el medio.
¿Por qué el Malambo gustó tanto?
Tiene la particularidad que es exótico, no es muy conocido, tiene esa cosa pasional, de fuerza que lo hace atractivo. Por suerte a través de Malevo se está conociendo cada vez más afuera de Argentina.
¿Un anhelo para Malevo?
A mí me encantaría que Malevo tenga un show fijo en Buenos Aires, como lo hacen con el tango, creo que a nivel cultural estaría bueno, que la gente venga a ver malambo. También poder formar más gente en la actividad, no solo de Buenos Aires, me gustaría salir por el interior del país porque hay mucho talento y no todos tienen la posibilidad de venir a la capital.
El malambo argentino
El malambo nació en la Argentina en 1600 de la mano de los gauchos. En competencia, zapateaban, sin música, con facones en el lado interno de cada pierna para hacer chispazos. También bailaban entre velas, con el desafío de no apagarlas o entre facones clavados en la tierra con media hoja afuera. Hoy es un baile con música. En el circuito porteño es parte de shows de tango y de espectáculos en las peñas. En Córdoba, en Laborde, se da el tradicional Festival Nacional del Malambo, a donde confluyen bailarines y grupos de todo el país.
Nota y Fotos: Cristian Flores @cristianrf