Luego de emprender una aventura de seis años en España, Nuria Iribarren regresó a Buenos Aires plena de nuevos conocimientos. Con plantas y otros ingredientes naturales, en la actualidad enseña a cuidar el cuerpo y preservar el medio ambiente en simultáneo. Y lo hace a través de diversos canales: recientemente, lanzó un programa televisivo por la pantalla de Más Chic.
Estudió Naturopatía en el Instituto Superior de Medicinas Tradicionales (ISMET), en Barcelona. En el mismo país, se formó en la rama de la cosmética natural. Así aprendió a crear sales de baño relajantes, serums, perfumes, rubores, iluminadores, gloss labial y bronceadores, entre otras cosas, dentro de su casa. En una nota exclusiva nos comentó sobre sus inicios y su presente.
¿Qué te llevó a estudiar en España y luego regresar a Buenos Aires?
Me fui a vivir a Europa a los 19 años, en busca de una aventura. Estaba por empezar a estudiar Psicología en la Universidad de Buenos Aires y decidí tomarme un año sabático. En el interín me enamoré de Barcelona; su hermosura y su energía.
Allí encontré la carrera de Naturopatía, que me llevó a quedarme hasta terminarla y vivir ahí durante seis años. Cuando finalicé mis estudios, sentí que mi vida allá era un ciclo cerrado y necesitaba volver a Buenos Aires. Tenía muchas ganas de compartir lo aprendido, lo veía como material que debía ser difundido en Argentina.
¿Cómo conociste y empezaste a trabajar con la cosmética natural? ¿En qué año?
Entré en contacto con la cosmética natural en Barcelona, en 2008. Ya me encontraba estudiando Naturopatía y necesitaba trabajar para pagar el instituto. Tras una búsqueda laboral, ingresé como vendedora en una tienda española del rubro, sin conocerlo ni un poco. Así comencé a tomar recursos y la curiosidad me llevó a instruirme y generar mis propios productos con los ingredientes que yo eligiera.
Existe mucha controversia alrededor de la cosmética natural. ¿Por qué?
El problema fundamental es la desinformación. Es una novedad poder hacer cosméticos en casa y muchas personas experimentan sin comprender cada ingrediente, como tampoco la química ni la física de la preparación de un cosmético. Por eso, se comercializan productos sin la elaboración adecuada. A la vez, hay un problema de regulación, tanto en lo social como en lo académico. La sociedad no conoce lo suficiente sobre el tema y tampoco hay carreras universitarias que lo enseñen. Es esencial formarse en diferentes ámbitos y no ahorrarse ningún paso en el aprendizaje.
¿Y cuál crees que es el siguiente paso?
La siguiente etapa es desmitificar a la cosmética natural. Si está bien realizado el producto, es tan efectivo como los convencionales. Está científicamente comprobado que las propiedades y los efectos sobre la piel son reales y tangibles. Si el artículo está bien hecho, solamente aporta ventajas, sumado a ingredientes nobles y suaves que previenen el maltrato animal, son sustentables y no contaminan al medioambiente.
¿Es lo mismo cosmética natural y cosmética ecológica? ¿Cuáles son las diferencias?
La cosmética ecológica está comprendida dentro de la natural. Lleva un certificado especial que avala un porcentaje de ingredientes derivados de agricultura ecológica. Apunta a evitar contaminantes y pesticidas, por lo que involucra un grado de pureza mayor. Acá encontramos otra controversia. Esos certificados los brindan empresas privadas que tienen intereses políticos y económicos, por eso no hay que dejarse llevar por etiquetas o certificaciones.
¿Hay marcas que usan la palabra “natural” de manera errónea? ¿Por qué?
Hay una tendencia por el green washing, es decir, el intento de una empresa por hacer que sus productos parezcan ecológicos cuando en realidad no lo son. Es el mal uso de la palabra natural, aplicada como una moda para llamar la atención y vender. Muchas marcas proclaman ser naturales pero utilizan ingredientes sintéticos y manipulados, que contaminan al medioambiente y no evitan el maltrato animal.
Invito a todos y todas a hacerse una pregunta: ¿qué es natural? La definición es ambigua y personal. Por ejemplo, el petróleo es un compuesto natural. En otros casos, se involucran cuestiones éticas. La cochinilla es un insecto que se tritura y genera tintura roja, pero ahí lo natural se convierte en un gris.
Por eso cada individuo debe esbozar su propia definición de lo natural. Hay que verificar etiquetas y conocer qué nos estamos aplicando. Si vemos algo que no es acorde a lo que entendemos que es lo mejor, tomamos decisiones. Lo que está seguro es que no hay que dejarse guiar por el marketing, que nos puede mentir de forma encubierta.
¿La cosmética natural siempre se puede llevar a cabo en casa? ¿O a veces es necesario un laboratorio o cierto conocimiento químico?
Prácticamente toda la cosmética natural se puede realizar en casa, pero pasaría a ser cosmética artesanal. Eso significa que no es legal comercializarla. Para ser vendida debe pasar por procesos de testeo y estar hecho en laboratorios, donde se controla de manera segura su elaboración, ya sea la higiene o el proceso. En Argentina, la reglamentación indica que todo producto tiene que estar avalado por la ANMAT -Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica- y llevado a cabo, sin falta, dentro de un laboratorio aprobado.
Nota: Brenda Schultz @brenschultz para #RevistaBrooke