Fundada a finales del siglo IX, Praga se convirtió en una de las ciudades más famosas de Europa durante la Edad Moderna gracias a su importante desarrollo económico. Capital del país y de la histórica región de Bohemia, en la actualidad Praga se configura como una urbe de contrastes que recibe miles de turistas al año, convirtiéndola en una de las veinte ciudades más visitadas del mundo.
La mayor parte de los viajeros que tienen la oportunidad de conocer Praga coinciden en que se trata de una ciudad plagada de historia. Al igual que ocurre con urbes como Gante, de la que ya les hemos hablado acá, Praga esconde en su interior auténticas joyas arquitectónicas. La ciudad medieval se fusiona con la moderna, dando lugar a estampas realmente sorprendentes que merece la pena ver en persona. Y es que, en un mismo espacio, podemos disfrutar de un imponente castillo medieval y de uno de los edificios de arte contemporáneo más famosos del Viejo Continente como es la Casa Danzante.
Esta filosofía no solo está presente en sus construcciones, sino también el ambiente que se respira, en el día a día de sus ciudadanos. Así, Praga puede presumir de haber acogido grandes eventos internacionales, como la parada del antiguo EPT de PokerStars, el One World Film Festival, el Festival Internacional de Música Primavera de Praga o el International Jazz Festival, al tiempo que potencia sus raíces a través de festividades con cientos de años de antigüedad, como la Feria Anual de San Mateo, que cuenta con más de 400 años de historia, o la fiesta de la Quema de Brujas, que se celebra cada 30 de abril desde el siglo XVII.
Así pues, en Praga se puede respirar esa perfecta armonía entre pasado y presente, entre la historia del ayer y la de hoy. Para ello, no hay más que dejarse perder por sus calles de piedra e ir descubriendo poco a poco los secretos que guarda para nosotros.
Qué ver en Praga
Para conocer y recorrer Praga en condiciones, se recomienda organizar un viaje de al menos cinco días. No obstante, si tienen el tiempo justo, acá les dejamos una lista de los lugares que no deberían perderse si están planeando visitarla:
Castillo de Praga: Ubicada al otro lado del Barrio Viejo, esta espectacular construcción en piedra fue el hogar de los diferentes monarcas que reinaron en el país. A lo largo de los siglos fue sufriendo múltiples transformaciones que todavía son visibles en la estructura actual. Su visita está permitida, aunque es necesario el pago de una entrada, y tras cruzar sus murallas descubrirán un pequeño pueblo que alberga en su interior joyas como la Catedral de San Vito, la Galería de Pintura Obrazarna, la Basílica de San Jorge, la Torre Dalibor (antigua prisión) o el conocido como Callejón de Oro, que destaca especialmente por los intensos colores de sus casas.
Puente de Carlos: Construido en el siglo XIV, este puente medieval sirve de unión entre la Ciudad Vieja, conocida como Staré Mĕsto, y la Ciudad Pequeña, a su vez llamada Malá Strana. Uno de sus mayores atractivos es el conjunto escultórico que lo decora, con 15 grandes estatuas en piedra a cada lado entre las que destaca especialmente la del patrón de Bohemia, San Juan Nepomuceno.
Barrio Judío: Su nombre original es Josefov y surgió en la Edad Media de la unión de las dos comunidades judías que existían en la zona. Alrededor de 1850 se integró complemente en la ciudad, y a finales del siglo XIX, las autoridades locales llevaron a cabo una remodelación completa del lugar, conservando únicamente el cementerio, el ayuntamiento y las seis sinagogas. Estos tres vestigios del antiguo barrio judío son los puntos más interesantes para visitar, siendo especialmente llamativo el cementerio, en donde las lápidas se amontonan de forma irregular dejando una de las imágenes más impactantes de toda la ciudad.
Torre de la Pólvora: Se trata de una de las edificaciones más emblemáticas de toda Praga. De origen medieval, esta torre de 65 metros de altura recibió el nombre por el que se la conoce en la actualidad en el siglo XVIII, fecha en la que comenzó a ser empleada como lugar de almacenamiento de pólvora. Su interior puede visitarse y destaca especialmente por la cantidad de estatuas que sirven como decoración.
Clementinum: Se trata de un gran complejo arquitectónico que, tras el Castillo, se configura como el más grande la ciudad. El Clementinum reúne diferentes edificios entre los que destaca la Biblioteca Nacional Checa, la Torre Astronómica, la Capilla de los Espejos, la Sala de los Meridianos y las iglesias de San Salvador y San Clemente.
Reloj Astronómico: Este artilugio medieval se encuentra en la pared sur del Ayuntamiento, y es una de las principales atracciones turísticas de la ciudad. Su estructura se divide en tres partes fundamentales: el cuadrante astronómico, las figuras animadas y el calendario circular. Además, cuenta con cuatro figuras a cada lado que representan diferentes alegorías y que se mueven durante todas las horas en punto entre las nueve de la mañana y las nueve de la noche.
Imperdibles
– Además de los lugares mencionados, no pueden dejar de visitar la Isla de Kampa, que invita a pasear por sus zonas ajardinadas hasta llegar al famoso muro de John Lennon.
– Subir al Monte Petřín a través de su espectacular funicular de 1890. Este espacio es uno de los principales pulmones verdes de Praga, y en él se encuentra la Torre del Observatorio, desde la que se pueden apreciar las mejores vistas de la ciudad.
– Visitar el Franz Kafka Museum y el monumento en bronce que el artista Jaroslav Róna realizó en 2003 para homenajear al escritor más famoso de la ciudad.
Cómo moverse por Praga
Uno de los aspectos que más gusta a los viajeros que visitan Praga es que se trata de una ciudad que puede recorrerse sin problema a pie. Por ello, la mejor manera de descubrirla es paseando por sus calles. Además, también existen líneas de autobús que conectan la ciudad con las zonas periféricas, aunque es importante tener en cuenta que tienen prohibido la circulación por el casco antiguo.