Sebastián es ingeniero en sonido, pero no había pensado en mostrar sus dotes para el arte gráfico hasta que realizó un viaje por Bosnia y Herzegovina, por eso el seudónimo BiH, el cual descubrió que hay “señales para transitar la vida”. A su regreso comenzó a realizar obras de paste up por las calles de Buenos Aires. Su obra #CajaFuerte, revolucionó Palermo, la instalación que permitía llevarse lo que encontrabas adentro y dejar algo a cambio. Envolver una casa para regalo, es otra de sus obras más recientes.
¿Cómo fueron tus comienzos en el arte urbano?
Creo que el disparador fue luego de un viaje que hice por los Balcanes europeos en Bosnia y Herzegovina. Recorriendo las montañas donde estaban los bunkers de guerra, vi carteles que tenían una calavera y la palabra mina escrita en varios lenguajes. La posibilidad de atravesar un campo minado y de estar en un espacio así fue muy movilizante y cuando volví, de alguna manera, resignifiqué la señal de muerte en algo más ligado al mensaje positivo, chistoso, gracioso o de superación personal. Después se fue dando de manera orgánica y natural el crecimiento.
Fuiste migrando por varias etapas desde que comenzaste. ¿Por qué?
Empecé de manera natural, como no tenía experiencia y el poco conocimiento que tenía en la materia junto con la creatividad y mis ganas de hacer algo se terminaron reflejando en los afiches que fue lo primero. Afiches con las señales de tránsito, señalética intervenida. La posibilidad de hacer paste up, que son afiches pegados requerían de poca técnica, de pocos materiales y de una inversión mínima de dinero, más allá de que la impresión es cara empecé a imprimir en cantidad que abarataba bastante los costos. Después migré con los pasacalles y ahora estoy yendo más hacia la instalación.
Tuviste una instalación que causó gran impacto y la aceptación de la gente fue enorme. ¿Cómo surge la iniciativa de instalar una Caja Fuerte en un espacio público?
La Caja Fuerte comenzó como idea hace un par de años, no es algo reciente, empezó como resultado de pensar en la línea que estamos saltando todo el tiempo entre público y privado, con las redes sociales, o de hacer públicos pensamientos o situaciones que deberían tener el velo de lo privado. No critico ni reniego de eso pero simplemente era exponer esa idea de que lo público y lo privado pierden la línea que los separa y pueden estar juntos. Poner un caja fuerte en la calle que pertenece al ámbito exclusivamente privado, nadie quiere que alguien acceda a su caja fuerte y vea lo que se guarda ahí. Es una trasgresión que borra esa línea que separa lo público de lo privado, sumado a que tiene el impacto de ver algo que no debería estar en el ámbito público. Compre la caja y después se formuló la idea de que alguien deje algo y se lleve lo que encontró adentro.
Con esa intervención busque encontrar un lugar donde podamos comunicarnos entre todos sin cruzarnos.
Esta es mi experiencia con el arte en la calle, mi mundo interno queda expuesto para que otro lo vea y lo interprete.
¿Qué te pasa con la repercusión en las redes sociales de tus obras?
No esperaba la repercusión, de la misma manera que no esperaba que la gente vaya tan masivamente. En mi fantasía pensé que iba a ser una intervención que podía llegar a llamar la atención, que podía resultar divertida o interesante a una pequeña cantidad de gente, pero no imagine de ninguna manera la potencia que tuvo y la masiva concurrencia para interactuar con la obra. Lo que yo venía haciendo en el ámbito público, en la calle que es lo que a mí me apasiona, no requería que la gente participe activamente, era encontrarse con un afiche o unos pasacalles. La caja fuerte necesita lo activo del espectador, que se mueva y vaya. La verdad no esperaba que la gente se cope tan masivamente en ir. Estábamos en un momento de la sociedad donde lo inmediato, lo virtual y ese vínculo que se genera es difícil de quebrar y que la gente se tome el trabajo de ir, eso me sorprendió muchísimo y me alegró un montón porque le dio una fuerza y una relevancia a la obra que no me hubiese esperado jamás y me arriesgo a decir que no lo tuve con ninguna otra obra.
¿Cómo es la reacción de la gente cuando te ve pegando carteles o interviniendo fachadas en las calles?
La verdad es que es muy buena, muchas veces viene gente que nos ve pegando carteles y ofrece su espacio en su casa o su paredón o su fachada para que también hagamos nuestro arte, y eso es muy gratificante que reconozcan el trabajo de un artista.
Otra de tus obras más recientes fue la casa dorada, contame un poco de eso.
En realidad es una casa envuelta para regalo, es una intervención de una casa donde se la envolvió literalmente con papel de regalo resignificando el sueño de la casa propia… o sea una casa de regalo. Esa casa luego será demolida y se va a construir un complejo habitacional.
¿Cuáles son tus planes en adelante?
En este momento estoy buscando un espacio donde crear mi taller y tal vez generar nuevas obras más orientadas a lo que es la exposición. Sin dejar la calle. También estoy desarrollando una pintura que es un material nuevo con un brillo especial y es apto para exteriores para nuevas intervenciones.
Producción Fotografía Buenos Aires
Nota y Fotos: Cristian Flores @cristianrf
Producción exclusiva para Revista Brooke