La maternidad, en muchos casos, suele estar idealizada.
Embarazos románticos, partos felices con madres radiantes rodeadas de flores y sonrisas. Una verdadera mamá que no se cansa, no se queja, adora maternar y siempre está dispuesta a postergar (se) todo priorizando a sus niños.
¿Y dónde queda la mujer?
La maternidad es una construcción social con expectativas y normas que varían según la cultura y la época.
En muchos entornos, la maternidad otorga prestigio y legitima el rol de la mujer que suele estar atravesado por diferentes factores de los que se nutre la sociedad. En este sentido, ser madre es el único propósito de la mujer y se espera que cumpla con ciertas normas y roles preestablecidos, como cuidar de los hijos, el hogar y la familia. En estos casos, la maternidad puede ser vista como una obligación y una responsabilidad que define la identidad y el valor de la mujer.
Sin embargo, en otros contextos, la maternidad puede ser vista como una elección personal y una experiencia enriquecedora que aporta significado y plenitud a la vida de la mujer. En estos casos, se vive de manera más libre y satisfactoria, permitiendo a las mujeres desarrollar en plenitud sus proyectos personales más allá de su rol como madre.
Cada mujer experimenta la maternidad de manera única y personal, con sus luces y sombras, con sus miedos y desafíos.
La maternidad no siempre es un camino fácil y lleno de alegrías. Muchas mujeres experimentan dificultades emocionales, físicas y sociales durante el embarazo y la crianza, sumado a la presión social para ser una madre perfecta.
En muchas ocasiones es necesario pedir ayuda y reconocer que está bien sentirse abrumada, estresada o triste.
Ser madre es un trabajo exigente que requiere de mucho esfuerzo y es normal tener altibajos en el camino.
Buscar apoyo y tener una red de confianza contribuye al bienestar y a la construcción de un vínculo positivo con los hijos y el entorno. Cuidarse es una gran parte de ser madre, el bienestar emocional es fundamental para afrontar los desafíos de la crianza.
No hay una sola forma de ser una buena madre y no hay que enfrentar todo sola.
Ser una madre perfecta no es realista. La maternidad puede ser un camino desafiante, pero es importante recordar que no estás sola. Buscar apoyo y hablar sobre los sentimientos facilita el proceso.