Los nuevos escenarios en donde se desarrollan las infancias de la actualidad, nos hace tener añoranzas de algunas historias vividas y es casi inevitable comparar conductas o modos de aprender.
Hasta no hace mucho tiempo, la mayor preocupación de los más pequeños era la tarea escolar, salir a jugar para encontrar un árbol donde trepar y contar aventuras a sus amigos. Los tiempos han cambiado y desde muy temprana edad los niños viven al ritmo de un mundo en permanente cambio y evolución, ya casi no queda tiempo para compartir juegos y sus agendas están desbordadas de actividades extraescolares.
Y entonces… ¿todo tiempo pasado fue mejor?
No todo es tan caótico. Si bien tenemos que recuperar algunos espacios perdidos, producto de la tecnología, como tiempo de calidad compartido en familia, espacios de juego libre para explorar y crear, tenemos que reconocer que los niños de este tiempo son nativos digitales y esa es una ventana al mundo sin fronteras.
Esta generación tiene una manera de interactuar con el mundo más fluida y poseen una habilidad innata para vincularse con los entornos digitales.
El uso adecuado de la tecnología favorece el pensamiento en red y desarrolla habilidades innovadoras que van de la mano del emprendimiento y el liderazgo.
Es por ello que a nivel mundial han comenzado a cambiar los modelos de enseñanza y aprendizaje con propuestas de e-learning que tienen como elementos innovadores, el micro aprendizaje, una estrategia educativa que se caracteriza por la brevedad de sus contenidos. Un ejemplo de ello son los bootcamp o cursos intensivos para formar en las competencias necesarias para el mundo laboral. Este tipo de cursos tienen temarios concentrados y se enfocan en cuestiones prácticas, el aprendizaje puesto en acción.
Si el motor del aprendizaje son la curiosidad y la motivación tenemos que estar a la altura de las expectativas de las nuevas generaciones, en donde los tiempos y los espacios han cambiado y con ello, los modos de aprender y vincularse.