El 8 de diciembre de 1980 en horas de la tarde, un fanático se acercó al ex Beatles John Lennon para solicitarle la firma en calidad de autógrafo en un disco Double Fantasy. Ese mismo fans llamado Mark David Chapman de 25 años, lo esperó a las 22:50 hs. cuando llegaba junto a su esposa Yoko Ono al edificio Dakota, en la calle 72 a metros del Central Park en Manhattan, y le disparó cinco balazos. Lennon se desplomó agonizante ante la desesperación de su esposa y el fanático quien quedó atónito con el arma en su mano, así permaneció hasta que lo arrestó la policía. Lennon falleció unos minutos más tarde camino al Hospital Roosevelt. Según arrojó la investigación, Mark David Chapman había viajado desde Hawái para matar al astro musical.
Gloria Chapman esposa del asesino contó que su marido hacía dos años que planificaba el crimen y que no lo había ejecutado antes porque ella le había sacado el arma. Por su parte el fanático asesino confesó “Lo hice porque buscaba fama personal” aún permanece en prisión.
En las horas previas a su muerte, Lennon, que era activista por la paz había participado de una sesión de fotos para la revista Rolling Stone, además había concedido dos entrevistas a distintos medios y había grabado un tema en el estudio para el disco que preparaba con su esposa Yoko Ono. Paradójicamente dicha canción mencionaba cómo querían ser recordados después de sus muertes.
Sin dudas, como ya lo comenté en varias oportunidades, el fanatismo termina siendo una actitud negativa, enfermiza y muchas veces, como en este caso destructivo. Mientras tanto cada 8 de diciembre los admiradores de John Lennon, lo recordarán con un dejo de profunda tristeza, por lo absurdo de su muerte y el legado musical que nos dejó.