Son múltiples las consultas que recibo de hombres y mujeres respecto a este tema, desde el lugar de haber sido el que llevo adelante una infidelidad o bien de ser el “afectado” o “victima”.
Pero si bien cada ser humano es único, es de esperar que no todos reaccionamos de manera igual ante la tan temida palabra INFIDELIDAD, no me considero una promotora de que esta conducta sea aprobada y uno ande con relaciones paralelas en la vida todo el tiempo, pero también considero que una infidelidad no es una razón ÚNICA para disolver un matrimonio y menos aun una familia, donde hay un proyecto de vida juntos.
Detrás de una infidelidad hay mucho dolor y un orgullo dañado, la pregunta es ¿cómo pudiste hacerme esto? Sin embargo para que esto se diera hay que revisar profundamente como fue el estado emocional de los últimos tiempos de esa pareja.
Algunas de las variables a evaluar permanentemente es: Si tenían sexo, además si el sexo era bueno, si había amor y ternura, si existía el diálogo y la comprensión. O sólo eran compañeros de cama.
Todos necesitamos sentirnos queridos, tanto hombres como mujeres, y si hay una falla grande en alguna de estas áreas, hay personas que pueden recibir desde su carencia el afecto, ternura, o simplemente el sexo de otra persona.
Después de saber de una infidelidad tienes dos caminos, o terminas toda la relación, pones punto final y comienzas una nueva vida, o si el amor de ambos todavía está vivo, si hay capacidad de diálogo, se puede revisar donde está la falla en el bloque de la pareja, a pesar del dolor, comenzar el camino del perdón, y sanar desde la sinceridad y recobrar la magia de la pareja.
Cuando crees que es el final de todo, tal vez es el principio de una nueva manera de vivir la pareja, con más disfrute, con más posibilidades de encontrarse desde otros espacios, pero dándole al otro siempre la libertad de que lo único que une a esa pareja es el amor y si bien, cualquiera puede cometer un error, siempre es bueno aclararle al otro que están las puertas abiertas cuando considere que ya no vive con felicidad y plenitud.
Desde la auténtica libertad es la única manera que podemos elegirnos una y otra vez a pesar de atravesar un instante de dolor.
Hay parejas que pasan por esta experiencia, y luego pueden encontrarse nuevamente, pero lo más importante es trabajar el verdadero perdón y evitar el resentimiento y la venganza.