¿Comienzan las clases? No sabemos bien cómo, pero un nuevo ciclo lectivo está por comenzar tan lleno de incertidumbres como se finalizó el anterior: Presencial, a distancia, mixto, aula invertida, modalidad blend…, son las posibilidades que se mencionan.
Los desafíos son muchos, los interrogantes también, pero por sobre todo se percibe la necesidad y el acuerdo colectivo que el aprendizaje requiere de un contexto apropiado y profesional que solo puede garantizarlo la escuela.
Es necesario recuperar el espacio, el encuentro, las miradas, las sonrisas, el bullicio, el recreo, el patio, las canciones. En ese entorno de heterogeneidad y múltiples actores, es donde se hacen posibles los aprendizajes de calidad, que en el aislamiento quedaron atenuados, o en algunos casos, no se lograron.
Sabemos que los docentes y las familias acompañaron de la mejor manera, aunque en muchos casos no fueron suficientes, ya que cada contexto requiere de ajustes y miradas particulares.
El arte supremo del maestro es despertar el placer de la expresión creativa y el conocimiento”.
Albert Einstein
Pensar en una nueva normalidad educativa, es pensar en una escuela en la que conviva lo virtual y lo presencial de manera simultánea, es re-pensar las prácticas docentes con una modalidad flexible que permita el trabajo en equipo por proyectos interdisciplinarios y así, trasformar el aula en espacios de investigación y construcción de aprendizajes y no solo en reproducción de información.
Regresar a las aulas, es regresar a la esencia del aprendizaje. Si bien sabemos que se aprende en todos los escenarios de la vida, el valor simbólico que representa el aula para muchos, tiene en sí mismo, una motivación diferente a cualquier otro entorno, ya que el contacto del estudiante con los docentes y sus pares, hace de ese espacio un lugar único para el diálogo, la crítica, la metacognición, la construcción y la puesta en práctica de nuevos saberes.