En la actualidad, con el ritmo vertiginoso que nos movemos, la individualidad que sufre nuestra sociedad y la poca tolerancia a la frustración de los niños y adolescentes, es necesario pensar en conectarnos con nosotros para poder conectar con otros.
Algunas técnicas de relajación y respiración, tomadas del Yoga, aportan excelentes resultados para superar, en gran medida, estos males del S XXI. Estas estrategias son utilizadas en numerosas instituciones educativas con le objetivo de lograr una educación para la paz con conciencia individual y colectiva.
El desarrollo de la Inteligencia Emocional es el secreto de una sociedad más justa, más equilibrada y menos competitiva.
La UNESCO declaró Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad a la práctica de Yoga.
Esto nos hace reflexionar sobre que, la tecnología avanza, las comunicaciones se globalizan, las redes sociales se multiplican, pero es necesario regresar al interior de cada uno para poder estar de verdad conectados con el otro. Empatizar no se logra si no nos reconocemos como sujetos sociales que, en la interacción respetuosa, coherente y tolerante, vamos construyendo el mundo que queremos.
Los niños que practican Yoga, o al menos, algunas técnicas de respiración, en diferentes momentos del día, son emocionalmente más flexibles, menos ansiosos, aprenden a disfrutar de momentos y no sólo de objetos, mejoran su capacidad de atención y superan su poca tolerancia a la frustración.